miércoles, 30 de marzo de 2011

Cuento de primavera (dedicado a Julia Ruiz)

Era consciente de sus limitaciones, así que decidió cambiar el mundo. Había una ardua tarea por delante, tenía que conjugar la siesta con la revolución. Las chicas estaban tan perdidas, el Baileys por las nubes, la depilación laser había aparecido por primera vez en 'La guerra de las galaxias' o puede que no. Decidió celebrar un Congreso de Mujeres Perjudicadas por la Posmodernidad. Se celebraría en su cocina, frente a una sopa de cilantro (la narradora desconoce qué es el cilantro, pero le suena muy sofisticado) y todas irían desgranando sus quejas y superponiendo críticas a la acusada tendencia contemporánea de convertir el romanticismo en romanticidio. También puede que se fueran de fiesta. Irse de fiesta, qué expresión tan bonita, tan de pueblo.
Una vez le habían dicho que ella era tan alta como la luna y esta metáfora le había parecido desafortunada. Al parecer no sólo eran desafortunadas las declaraciones de los políticos. En todo caso, ella era más alta de lo que nadie podría soñar jamás. Su risa era una explosión. Tenía la mirada siempre flotando en algo líquido, precioso. Unos dedos infinitos apuntando al corazón. La narradora se está poniendo sentimentaloide (además su mente se disgrega y se le ocurre formar un grupo musical homenaje a Alaska y los Pegamoides: Nerea y las Sentimentaloides, en plan movida madrileña pasada por el toque rural de provincia decadente).
Sigamos. De todas las formas de querer que el mundo había creado, algunas eran incluso formas de terrorismo, otras eran residuos de una infancia con nostalgia de lactancia, la mayoría una argamasa de torpezas, logros, ambiciones y psicopatías de corto alcance. Y luego estaba su forma. Había inventado la fórmula para combinar sentimiento sin resentimiento, emoción sin desazón, inteligencia sin paciencia, no debería dedicarme a la rima, pero ella sí debería dedicarse al amor . Sabía querer. Viéndola querer a una le daban ganas de querer. Eso es revolucionario, eso es cine. Flaubert tenía una heredera. Ella escribiría 'La educación sentimental' del siglo XXI (con aplicación whatsapp si es necesario).
La primavera avanzaba lenta y contradictoria, como una fiesta de chicas cualquiera. No sé si había cerezos en flor, no sé si había cien gardenias o si alguna margarita protestaría alguna vez por el desesperante 'mequiere nomequiere). Sólo sé que ella le dictaba al mundo en silencio un ambicioso plan. Si Nacho Vegas siente que ahora voy a plagiarle, está en lo cierto:
Consistía en sobrevivir.
Sobre vivir. Que en el fondo quiere decir: vivir a tope. Su expresión preferida.
Podía escuchar el rumor del sol frotándose contra su ventana. Recordó todo lo que estaba por hacer.
Olía a canela en su cocina.

FIN

lunes, 28 de marzo de 2011

así toda la mañana

Una mujer estéril que se pasaba el día provocando situaciones embarazosas.

J y T, como antorchas, en Madrid. No he dejado de soñar con ellos. Será que me obsesiona la felicidad de Julia.

Era tan pobre,el Banco le había quitado todo, hasta le embargaba la pena.

Ayer pasé un rato sola escuchando 'Heart and crime', el disco más monotonamente precioso de Julie Doiron, que canta siempre como si estuviera a punto de llorar. Me encanta. Y llovia, claro, todas las licencias poéticas encima de la mesa.

Cuando el Gobierno anunció que tomaría medidas, toda la población protestó, salvo las modelos, que se mostraron entusiasmadas.

Soy una escritora que no escribo. Trabajo en una obra maestra, carezco de objetivos.

Todos los publicistas del mundo trabajando duramente. Se va a anunciar el fin del mundo.

'J'ai tué ma mère' es una de las películas más hermosas que he visto en mucho tiempo. Cuando la vimos, tú estabas medio enferma y yo te tocaba la frente de vez en cuando. Me gusta emitir diagnósticos equivocados.

"Feliz como una perdiz". La perdiz depresiva no entendía nada, todo le parecía una broma de mal gusto. Acumulaba prozac en su nido, soñando con cagarse en todos los monumentos conmemorativos.

Mi abuela cumplió ayer 85 años. No le gustan las celebraciones. Le regalé un libro y le escribí una dedicatoria altamente sentimental: "Cumples 85 años y no hay nada en el mundo más bonito que tú". Nos gusta llorar por fórmulas emotivas eficaces, somos tal para cual. Es tan bella, me gusta mirar las manchitas marrones de sus manos.

La foto de mi boda, la quiero en un marco incomparable.





















 

miércoles, 23 de marzo de 2011

mi novia está en viaje de negocios (Kusturica revisited)

Mi novia se ha ido de viaje de negocios. Casi siempre salgo con chicas mucho más competentes que yo. Por mi parte, hoy en la librería he estado hablando con un personaje habitual, una mujer que entra con sus 7 perritos de no sé qué minúscula raza terrier ("¿Son Yorkshire terrier,no?" pregunté yo un día inocentemente y ella me abroncó durante 13 minutos por mi profunda ignorancia canina. Yo me reí mucho). Esta señora los peina, viste y celebra ceremonias de matrimonio entre sus incestuosos perritos. Hoy me decía que una de ellas "es una marimacho, siempre intentando montar a su madre". Esta frase me parece altamente literaria.

O sea, que algunas chicas viajan a congresos y jornadas para impartir ponencias y otras hablamos sobre la sutil línea entre el incesto y el lesbianismo en el salvajemente amariconado mundo animal.
Perros con abrigo, yo mordisqueando una galleta de avena con pasas, odio las pasas, la galleta la había robado a mi compañera de trabajo, las pasas me parecen pequeñas cagarrutas de Dios, sonaba 'Crippel crow' el disco que más me gusta de Devendra Banhart, hoy me he despertado con una contractura que me impide girar el cuello a la derecha, los clientes me miran extrañados, me comporto como una robot del futuro en zapatillas, con los labios pintados, ha vuelto el sol, hablo demasiado del sol porque me importa demasiado, ahora mismo estoy pensando en ti, mi amor, en cómo intento prepararte sandwich de autor y en tu pulgar, tu dedo pulgar es una obra de arte conceptual, me duele el cuello, me sobra el jersey, llevo el jersey que me regalaron Ari y Mariona, el calor me parece siempre algo excepcional y precioso, mi carácter del norte me reconcilia con todos los sueños en los que aparecen playas, a mí Michael Stipe sí que me atrae, esto lo dije el sábado, cuando un hombre me parece atractivo mis amigas no se lo creen, soy una hetero increíble, no-creíble, y con esto homenajeo a Zaida y ahora mismo tengo hambre, no quiero galletitas de avena, me comería los libros si pudiera.

Y así aprovecho para recomendar 3 libros maravillosos, imprescindibles.Dos son de poesía, ese género que nadie lee o nadie entiende. También es verdad que se publica mucha mierda. 'Autoría' de Julieta Valero y 'Folclore íntimo' de Valter Hugo Mae, me han dejado con la boca abierta, el corazón abierto, el coño abierto, la sangre abierta, la inteligencia abierta.
Y un libro que recopila tres novelitas de Elena Ferrante, con el título 'Crónicas de desamor'. Creo que no se puede escribir mejor, simplemente.
Ah, y un cuarto libro que recomiendo expresamente a Marc, porque leyéndolo pienso en él continuamente, no sé por qué. 'Vida de Pablo' de Carlos Pardo. Me está gustando muchísimo.

Podría decir muchísimas cosas sobre Libia, con o sin conocimiento de causa, pero hoy quiero decir en un alarde de frivolidad, que ver la cara de Gadafi todos los días en periódicos y telediarios me parece nauseabundo, es una fealdad anticonstitucional, sus cirujanos plásticos sí que son rebeldes.

En Toledo están los cuadros de El Greco, y estás tú. Cuando vayas a verlos, acuérdate de mí, bueno, acuérdate todo el día, y tengo que decirte que cuando de pequeña nos enseñaron 'El expolio' en clase fue la única vez en mi vida que Cristo me ha parecido espectacular, con aquel sudario rojo, la dignidad podía ser además estéticamente irreprochable. 
No sé por qué me pongo a hablar de arte, es que te echo de menos.
Qué envidia me dan las palomas de Toledo.

lunes, 21 de marzo de 2011

lo paró todo

Los defectos son apenas básicos y fundamentales. Leo esto en una pequeña fábula de Ambrose Bierce. Y entonces pienso secretamente en las escenas que se desarrollan continuamente ante mis ojos. Escenas de lucha y pérdida del honor. Traiciones y corazones en eternas convalecencias interrumpidas, porque es imposible dejar que el corazón descanse, no hay tiempo. La vida nos exige ponerlo en evidencia y exponerlo. A menos que prefiramos pasar un sábado por la mañana paseando apaciblemente en chándal, como aquellos que veíamos desde la ventanilla del coche el otro día, cuando llegó Zaida a la ciudad y la puso patas arriba, con las bragas por los tobillos. Una ciudad malfollada, rendida ante su tupé.

Me interesa muy poco la esforzada felicidad, ésa hecha a base de confundirla con la ausencia de agujeros. Me interesa poco la felicidad de coleccionable, con el fascículo de hoy un pensamiento sereno y un recuerdo agradable. Me interesa poquísimo la felicidad como una isla paradísiaca, aislada de todo lo demás. 
Silvia hacía sopa ayer en mi casa, las demás cortejábamos a nuestra resaca como podíamos y el sol estallaba fuera. Ya he hablado muchas veces de los domingos y de su tendencia a crear estados de ánimo homicidas. Pero ayer convertimos el domingo en una guardería, en un sanatorio para tuberculosos. Mi casa era como 'La montaña mágica' versión lésbica, los pijamas sucios, hablando de Christina todo el tiempo, como si ella fuera una chica que acabamos de conocer en un bar. A mí me dibujó un corazón en el brazo, a Zaida le lanzó un beso. "Se debe a su público" justifiqué yo ayer la ceremonia de excesos que le regalamos en el backstage.

Yo creo en la naturaleza revolucionaria de la felicidad. Julia dice "quiero felicidad y la quiero ahora" y con soldados así, yo me iría a la guerra, a derrotar al tiempo, al pasado imperfecto y al futuro pluscuamperfecto. 
Queda inaugurada la primavera. Adios, invierno, bailaremos en los conciertos de autor y nos quedaremos inmutables en las discotecas, tengo el poder de llegar desde aquí al corazón de aquellos a quienes quiero, con sólo desearlo, desear estar en un corazón es una manera de abrigarlo, les guste o no. Vuelan mis pensamientos tan desordenados como un baño después de una ducha de Zaida Carmona, que pierde todos los trenes importantes menos el que le lleva directamente al lugar desde el que la queremos por ser quien es, Maite me decía anoche, cuando por fin nos metimos en la cama, "es que sólo se puede quererla" y yo asentí, radiante en la oscuridad, pensando una vez más en la contradicción que más me gusta de la vida:
qué solas estamos, nunca estaremos solas.

Mis ovarios no son responsables de este descontrol.
Son chicas que beben en petaca.

jueves, 17 de marzo de 2011

mujeres esperadas

Sigue lloviendo tenazmente. Vengo andando a la librería, en mitad de una sinfonía hostil de paraguas y rostros depresivos. Siempre me pregunto con qué poca dosis de felicidad se enfrentan los ciudadanos al nuevo día. Será que yo estoy feliz y ahora me cuesta concebir antropológicamente la desdicha. Escucho a Christina Rosenvinge, canta "volveremos, volveremos a soñar" y entonces puedo oir la risa de Zaida, que viene al concierto del sábado. Iremos un grupo de mujeres osadas y sin zapatos de tacón, una pequeña multitud de chicas con camisetas en busca de la poesía de esta walkiria rubia, eternamente joven. Iré con mi amor y mis amigas a escuchar canciones y dejarnos vencer por la noche, siempre hemos brillado más en la oscuridad, conocemos las barras de los bares, los mapas emocionales de las luces de neón y ese adolescente que vomita siempre en una esquina y ese pesado que siempre te cuenta su vida y te salpica al hablar y esas chicas guapas que juegan a ser imperturbables y las mujeres de mediana edad que bailan en corro y las manadas de hombres al acecho de un coño desprevenido.

No sé por qué pienso en Ari de repente. Si me estás leyendo ahora, leéme escribiendo que pienso en ti ahora y que me pongo el jersey muchísimas veces y que cuando tengo la tentación de ponerme idiota, escucho tu voz quitando importancia al melodrama barato que hacemos las chicas como un costumbrismo narrativo. No sé que sé te ha perdido en las Antípodas, pero te seguiremos hasta el final, los canguros, tiene que ser tremendo darse de bruces con un canguro, aquí sólo tengo palomas y los ciervos que de vez en cuando voy a ver, orgullosos de sus cuernos, aburridos, señoriales.

Hace unos meses empecé a escribir una novelita con mi amiga Laura. Laura es una mujer polifacética y politoxicómana. Esto último es mentira, pero quedaba muy literario y ella me sabrá perdonar. Laura es la única mujer que ha subido a un escenario con Stereo Total y que al mismo tiempo no sabe freir un huevo. Es capaz de las mayores gestas y de los menores gestos, vistiendo es de una sobriedad exquisita, para lo demás practica un alcoholismo de grado medio muy interesante. El caso es que nuestra novelita es maravillosa según nuestro criterio, porque no hay nada mejor que la subjetividad en el amor y en la resaca. Así que en breve mandaremos los 4 primeros capítulos o quizás una selección al azar, porque somos iconoclastas, lo importante es ser iconos. Mandaremos los capítulos a un comité de expertas y Marc, con poco rigor y a la espera de comentarios de texto y notas al pie, notas al cuello, notas que besen y no les huela el aliento.

Y llego con la lluvia y con la lluvia me voy.
A las 2 recojo a Silvia en la estación. Esta frase en Argentina, pondría nerviosas a las lectoras.
Silvia es una mujer contradictoria y posee una sabiduría de la inestabilidad que muchas quisiéramos.

En todo caso, hoy el amor se moja y se multiplica.
Y Julia Ruiz, tan alta como la luna.

Ayer hice un auto de fe, frente a un plato de champiñones a la plancha. Estoy preparada para el futuro.

domingo, 13 de marzo de 2011

weekend

El viernes me quedé dormida mientras te esperaba. Soñé con Santiago Segura, pero se me olvidó decírtelo, supongo que por vergüenza. Me gusta ir por la noche en el coche contigo, escuchando viejos discos tuyos. Te doy la mano cuando dejas la tuya en la palanca de marchas. Siempre me mareo en las rotondas.

Esos sofás grandes, como trasatlánticos. Vemos en la tele la vida de alguien que no nos importa, todo nos resulta interesante y todas las mujeres nos parecen mal peinadas. Tus viajes a la cocina son altamente emocionantes. Me gusta escucharte entablar luchas con el lavavajillas. Antes de dormirme a tu lado, me dan ganas de ser creyente y rezar desnuda de rodillas. Si no fuera cacofónico, diría que eres mi milagro.

Yo desayuno cereales y tú llenas el horno de verduras. Me gusta leer en la cocina mientras descuartizas calabacines. Yo leo "Hay algo muy emocionante en la vida cotidiana" y casi me desmayo. Entra el sol por la ventana, en tu barrio fantasma, en la periferia del amor.

Vemos 'Descalzos por el parque' y de repente me parece la mejor comedia de mi vida. Jane Fonda representa la profunda histeria del enamoramiento. Y yo siempre he sabido algo de subir muchas escaleras para llegar a casa. Se me pasan por la cabeza todos los cuartos y quintos de mi vida, la historia del amor en un mundo sin ascensores. Robert Redford nunca se despeina. Dormimos la siesta, generando calor. Sueño tantas cosas. Me despierto siempre más tarde que tú. Creo que Haydn debería haber hecho una sinfonía para nosotras y todas las siestas del futuro. Me apetece escuchar música clásica cuando estoy de sobremesa en un alto estado de agitación amorosa. En cambio, vemos un programa sobre bares del mundo.

Vamos a casa de tu hermano a llevarle un taladrador y otros instrumentos extraños. Es la primera vez en mi vida que llevo en la mano una maleta de herramientas y me siento elegante. Puedo percibir la erótica del tornillo, pero en la vida pienso agujerear una pared. Podría gustarme. Tu hermano me intimida y os veo juntos, pequeñitos, poderosos. Vemos un videoclip de arte para un grupo de rock radical vasco que él ha dirigido. Intento hacer comentarios técnicos mientras me acerco con la silla de ruedas hacia ti. Nos enseña su cámara nueva. Tiene un dibujo de Bob Dylan en la pared.

Hablamos de REM en el coche, me llevas a mi casa, la noche es una hoguera de cuerpos que se preparan para el sacrificio de la juventud. No sé de dónde me salen estas frases, pero sé que contigo me he vuelto transparente. Me quedo sola en casa, pongo una lavadora, organizo mi armario, pongo el poster de Christina Rosenvinge que me regaló Marijose, hago muchas cosas sintiendome una diosa en albornoz.
Cuando vuelves, llegas con los labios fríos y tendría que volver a arrodillarme. Soy una creyente disparatada. Vemos el concierto de Rufus Wainwright que me regalaste y yo leo y escribo mientras te escucho decir "Qué maravilla". Me gustaría poder darle al Pause en ese momento, si la realidad fuera un espectáculo.

Y por fin el domingo, desayunamos al sol, en las terrazas burguesas de Pamplona, yo le doy pastas a las palomas, soy la única que quiere a las palomas, pero tú me lo permites. Miramos al cielo, leemos los periódicos para decir 'japón', 'nuclear', 'promesas electorales', mientras pensamos en la vida secreta de los escotes al sol. Las nubes son profundamente inestables, como cualquier chica occidental, vienen y van, te miro fumar y pienso en nada y en que me gusta mirar a los perros y criticar a las familias que ponen lazos en el pelo a sus hijas.

Comemos con personas que adoras, nos consagramos a los pintxos. Marzo pesa tan poco este domingo.
Me voy quedando callada a ratos, pero silbamos con Cat Power al principio de 'After it all', viendo a una señora beber martini y el fuego artificial. Y nosotras. Y tú.

Te escribo ahora en casa de mis padres. Mi madre termina de ver 'Hannah y sus hermanas', una de mis pelis preferidas. Vuelvo a esperarte. Y se cierra algún tipo de circulo y se abre mi corazón como una flor, seré capaz de crear las metáforas mas baratas.
 No quiero escribir mejor, quiero que mi arma sea una cama sin hacer.



viernes, 11 de marzo de 2011

sol

El sol es un don. Sería imposible suicidarse en un día despejado, y eso me hace recordar el primer cuento que le escribí a Zaida, donde le contaba que me había salvado la vida y que el sol se podía ir a tomar por el culo cuando te han roto el corazón, pero que siga saliendo, por favor.
Escucho 'Pigeons' mi canción preferida de la semana (de The Hundred in the hands, para quien quiera escucharla conmigo) y voy a Correos, Eyaculaos, casi me dan ganas de sonreir a los desconocidos en los semáforos y de hecho le sonrío a una señora con gafas de sol. Cómo adoro a las abuelas con gafas de sol, me las llevaría todas a casa. Maite dice que yo empatizo demasiado, porque lloro bastantes veces viendo la tele, me emociono con la emoción de los demás, sólo me caen mal los presentadores de concursos y me gusta poner a parir casi todos los anuncios, como el del coche en el que nos dicen "Son padres.Pero son hombres" y justo lo vimos en el día de la Mujer Trabajadora y parecía una broma de mal gusto o un choque con la realidad o, simplemente, otra demostración más de la profunda subnormalidad de los publicistas. Los únicos publicistas con los que me iría de cañas son Gabi y Fran, al resto me los imagino con gafas de diseño y flatulencia.
Le escribo un mail a Gabi esta mañana y le escribo: "Cuando soy feliz lo digo, por si acaso" y después de escribirlo me doy cuenta de que a veces, pocas, pero valiosas, me caigo muy bien.
Me gusta enzarzarme en debates apasionados sobre cosas de las que tengo una idea remota, como Libia y los heterosexuales. Opino y declaro el fin de la era del petroleo y de los mensajes sin contestar. Quizás mañana vayamos al campo, aunque a mí el campo no me convence del todo. Me gustaría el campo si hubiera bares y librerías. Sería precioso, con un lago de fondo y todos esos bichitos que se te meten por el cuello,pudiendo escuchar de fondo a PJ.Harvey. Y la gente no iría vestida de Quechua (quechuayoparamereceresto), sino en vaqueros y zapatillas, chicas sacando de sus mochilas cervezas y comics. No sé de qué estoy hablando.

Tengo el sol metido en el corazón.

lunes, 7 de marzo de 2011

necesito un beso

Llega un mensaje de Zaida a las 05:16. Lo leo casi con los ojos cerrados. Empieza así "Las chicas son un rollo" y yo me rio mientras aprovecho para beber leche.
Maite y yo salimos el sábado después de meses sin pisar los bares de Pamplona. Entendimos por qué. Por cierto, mi hermana dice que siempre cometo faltas de ortografía cuando escribo 'por qué'. Es un poco freudiano todo esto. El caso es que hicimos lo normal, bailar y debatir con hombres cachondos sobre el grado de nuestro lesbianismo. Más te vale decir que eres bollera desde la placenta, porque por cada resquicio de apertura que declares te querrán introducir un miembro. Todos los hombres borrachos juran que van a follarte como nadie lo ha hecho nunca. Les sostengo la mirada, entonces se ponen rojos, y se les empalma el sentido común. Cuánta estupidez y qué mal bailan la mayoría de los mamíferos navarros. Supongo que es una cosa universal.
Encuentro una contradicción que sea algo democrático someterlo todo a votación. Parece más de alguien que practica bondage.
Estoy leyendo un libro que novela la vida de Valerie Solanas. Yo soy bastante fan de Solanas, porque era una loca estupenda, porque escribió el famoso manifiesto SCUM, Manifiesto de la Organización para el Exterminio del Hombre, y esto iba en serio y porque además intentó matar a Andy Warhol, al que le tengo manía, no lo puedo evitar. El juez le preguntó "¿Necesita un abogado?" y ella respondió "Necesito un beso".
Y ayer por la noche alquilamos 'Hierro' para ver a Elena Anaya con cara de sufrimiento toda la peli. Y mientras la veíamos yo pensaba en este tipo de cine, tan brillante en lo formal que se te olvida lo que te están contando si es que importa, y eso me parece preocupante y se lo dije a Maite con toda la solemnidad que una puede tener un domingo por la noche, sufriendo todavía en el estómago las consecuencias de un garrafón de exquisita calidad del sábado. Deberían decirnos antes de servirnos "Aquí tiene, un garrafón del 88, excelente bouquet, puede notar el aroma de la resaca de mañana".
Hace varios días que no veo a Marijose y desde aquí declaro mi disconformidad. La convoco en mi pensamiento, pero no es suficiente. Soy realista, en ese sentido, no creo en la vida interior. Quiero un amor en las trincheras. Quiero ver a Marijose y seguir pensando que a nadie le quedan mejor las gafas de pasta. Darnos esos abrazos, ver por fin los vídeos de Duras y Yourcenar. 
Julia Ruiz es una de mis escritoras preferidas, de eso no hay duda.
Me escribe esta mañana:
"de media, a los veintitrés años, a una bollera de capital le han roto el corazón unas cuatro veces y ha pensado en la efectividad del suicidio unas cuantas más. Lugares oscuros y corazones desencajados. Miradas tristes y gintonic". Bravo. 
Se aproxima la primavera.
El perineo, nadie se acuerda del perineo de forma poética como nosotras.
Hoy tengo para comer sopa de cocido, hecha por mi abuela.
Mi abuela ya recibió su primer mensaje de móvil, un mensaje de amor, como debe ser.

jueves, 3 de marzo de 2011

come on feel

Faltan 21 días para la primavera y estamos sumidos en un invierno empecinado. Este invierno me recuerda a nosotras en alguna noche de fiesta, cuando nunca vemos el momento de irnos a casa, esperando inutilmente alguna especie de milagro o de revelación. El invierno es como una bollera en un after, aferrada a un sofá mientras se hace de día, mirando el movil y fingiendo diversión.
Leo un poema de Raymond Carver:

"¿Y conseguiste lo que querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado,
sentirme amado sobre la tierra"

Asiento mientras miro a mis gatos en su siesta eterna. Me gusta ver dormir a mis gatos y quedarme callada, pensando en sentirme amada en esta tierra y en lo importante que es para mí. Mando un mensaje de amor, de esos exaltados y transparentes que yo mando cuando me urge comunicar mi corazón un jueves.
Mis padres se han ido a la playa, yo he visitado hoy al dentista y mientras sentía como se ensañaban con mi boca en nombre de la correcta eliminación del sarro, miraba al techo y sentía ese absurdo de estar en un sillón reclinable mirando posters de muelas inflamadas. En la Edad Media no tenían dentistas, así que se ahorraban meditar sobre la tortura más cara del mundo y sobre porqué los dentistas no preguntan cosas como "¿cuándo besas sientes el peso de las encías?" o "¿utilizas los colmillos para morder a tu pareja en un coito estandar?".
He pensado que me gustaría conocer al dentista que recomienda chicles con azúcar y en invitarle a un vino, por iconoclasta.
A pesar de que no soy una chica de tomarme confianzas y por eso yo pido en los restaurantes 'ignacios con queso' y no 'nachos con queso', he mirado fijamente a mi dentista de voz suave y mano dura y le he preguntado "¿de verdad crees en la dignidad de alguien que usa hilo dental después de cada comida?". Se ha reido, pero yo iba en serio.
Mi nuevo hit de estos días es 'Toro' del Columpio Asesino, grupo navarro que no se anda con tonterías. "Te voy a hacer bailar toda la noche, carretera y speed toda la noche".
Y termino ya pensando en las personas que me leen en Francia y en cómo eso es posible.
Y dejo un mensaje para mi pequeña alegría, para mi chica de risa indescriptible y verdades que son como edificios resplandecientes:

El verano corre hacia nosotras.
Esperemos juntas, mirándonos así, sin miedo.
Come on feel.