martes, 28 de diciembre de 2010

Cuento de navidad

Nunca le había gustado el fin de año, ni las oficinas, ni las personas que dicen seso en vez de sexo.
Solía esconderse en nochevieja y miraba a los ojos de su gato buscando piedad. Su familia era tan grande que a veces ni siquiera se encontraba a si misma en las celebraciones. Celebrar el fin de algo le parecía de mal gusto, a menos que fuera la Segunda Guerra Mundial. Tenía una prima con un nombre exótico y una profesión fascinante: su prima María, funcionaria de correos. Su prima solía humillarla en las cenas familiares porque ella se sentaba a la mesa en vaqueros y zapatillas, el pelo cayéndole por la cara. Detrás de su pelo, ella se reía, lloraba y a veces masticaba una croqueta melancólicamente. También tenía un hermano que jamás le había dirigido la palabra y al que le gustaba contar chistes. Contar chistes, pensó, eso lo hacen las personas que no se han enamorado de la persona equivocada. Los familiares son aquellos seres que nunca nos llevaríamos a una isla desierta. Quizás la familia es una isla desierta. Ella miraba a las langostas muertas sobre la mesa con todo el amor de su corazón. Los ojos de las langostas, como diminutas canicas negras, nadie mira a los ojos a un animal muerto. Su tio Jaime o puede que su tio Antonio o puede que el espíritu de la navidad más enfermiza, agarró una langosta y fingió que hablaba, agitando sus patitas. Todos rieron. Ella prometió jurar fidelidad única y exclusivamente a los moluscos.
Fin de año. El día 31 le parecía una inmensa alfombra bajo la cual se barrían todos los sueños rotos y se hacían nuevas promesas y las bragas rojas relucientes que dan buena suerte, y las uvas atragantadas en el recuerdo de los amores perdidos y las luces de colores, la dictadura de la diversión, el primer polvo del año con alguien disfrazado de pingüino. Ella pensaba quedarse en casa, y ponerse 'El año pasado en Marienbad', como su amiga Gloria, que tenía miedo a volar y predilección por las películas incomprensibles.
Lo tenía decidido, apretaría los dientes en la última campanada, escaparía de los abrazos oficiales, raptaría a su gato, solos los dos en su habitación con conexión a internet y desconexión de emociones.
Eran las 23:57. En ese momento su teléfono vibró, iluminó la pantalla y algo en su interior, con este mensaje:
"El amor es dorado, incluso en invierno".
Cerró los ojos, sonrió tras su flequillo,brindó en silencio por cosas secretas, pequeñas.

lunes, 20 de diciembre de 2010

langostinos existencialistas

Me divierto muchísimo mirando los entresijos del blog. Averiguo que entre las palabras de búsqueda que le hicieron llegar aquí, alguien escribió "Soy una mujer de carmona sevilla muy caliente llamame". Eso pasa por mencionar a Zaida Carmona. Pero es imposible no mencionar a Zaida Carmona. Pienso en esa mujer muy caliente de Carmona, Sevilla, deseando que la llamen. Quizás deberíamos visitar Carmona, Sevilla, y hacer un estudio antropológico sobre el sexo, el ruralismo, la soledad y el porqué a nadie le importa ya el poner comas  en ninguna parte.
Leyendo 'El juego del otro' encuentro una frase de Vila-Matas que también me hace pensar en determinados blogs: "en mí anida un declarado deseo de no ser Nadie, lo que me lleva a procurar no ser nunca unicamente yo mismo, sino también ser descaradamente los otros". Bella forma de hablar del plagio. Me pregunto qué tenemos de impostores cada uno de nosotros, qué ecos resuenan por todas partes, qué conjunto extraño y lleno de repeticiones es eso que llamamos 'personalidad'.
A pesar de tener pánico a los domingos, a esas tardes terribles con reminiscencias infantiles de carrusel deportivo y sensación de derrota, al aire de fatalismo y resaca que flota aunque no hayas salido la noche anterior, a esa opresión filosófica de televisión con películas de saldo y sofá y pensamientos oscuros, a la certeza de que Kierkeggard debía escribir exclusivamente los domingos, al miedo a que la vida pueda llegar algún día a ser un domingo interminable, a pesar de todo eso, ayer fui feliz. Lo guardo, lo guardo dentro.
Mi madre me ha regalado una manta con mangas. El invento del siglo, ahora puedo estar tapada y leer, beber te y gesticular adecuadamente. Puedo cambiar de canal, abrazar y señalar al horizonte, en el caso de que mi salón tuviera un horizonte inalcanzable. Me gustaría ser capaz de hacer regalos tan fabulosos, yo sólo sé regalar libros. Ahora quisiera ser la clase de persona que afirma que regala sonrisas.
Un ser humano, bastante encantador por otra parte, me dijo el otro día que escribo "para que me lean las chicas". Me ofendí, por supuesto. Pero en realidad, será verdad, escribo para que me lean las chicas que me quieren. No me gustaría que me leyeran las que dejaron de quererme o a las que yo dejé de querer. Tampoco las que practican la ley del silencio. Me gusta que me lea mi hermana, a la que aprovecho para saludar. Y ojalá me leyeran Esther Tusquets y mi abuela.
Empieza la navidad. Los villancicos me dan ganas de discutir acaloradamente, pero los pinos con sus lucecitas me emocionan, no lo puedo evitar y ni siquiera lo entiendo.
Y creo en los langostinos.

"there's nothing like the sun
there's nothing like the sun
and the sunlight on your skin"

Herman Dune tiene toda la razón. Adoro esa canción.
Buenos días. 


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Europa del este

Juan Goytisolo describía así a su mujer, que murió joven y eterna: "Una duda continua sobre sí misma, tanto en la escritura como en la vida, duda que la empuja a una audacia sentimental y amorosa más allá del falso pudor".
Me hace pensar en mí. En amigas mias.
Si el Gobierno se carga las pensiones, siempre nos quedarán los hoteles. Aunque no lo parezca siempre he sido de gustos refinados, sólo que la sofisticación me da frío y prefiero disimularla. Me conmueve la simplicidad de la tortilla francesa y de los brazos tendidos hacia alguien.
Los libros nunca son suficientes. Escucho Casiotone for the painfully alone. Los clientes escuchan la música que yo escojo y eso a veces me hace ruborizarme. Las canciones hablan de mí.
Hace tanto frío que ayer, al salir de la librería con Marijose, estuve a punto de echarme a llorar. El frío tiene algo estético que me gusta, me gusta la retórica de las bufandas y me gustan los ojos vidriosos, pensar por un momento que estamos en una peli francesa, tipo 'Un corazón en invierno' que la vi con 17 años y me impresionó. Anoto mentalmente volver a ver las pelis de Claude Sautet, donde Emmanuelle Beart parecía de otro planeta, con esa belleza imperturbable.
Pienso en Julia precisamente ahora, precisamente como siempre. Ella es la posibilidad de una isla. Está escribiendo una obra maestra. Los mosquitos van hacia la luz, es normal. Consigues que la trascendencia de frases como "no sé qué haría sin ti" se evapore y brille la verdad desnuda, sencilla. No sé qué haría sin ti.
Este blog habla de libros, de chicas, de amor y de canciones. No sé si hay algo más en la vida. Gatos, estaciones, películas. Aprovecho para saludar a mis seguidores en Croacia y Estonia.
Ayer le decía a Zaida que hay dos afirmaciones que la gente proclama con orgullo que no puedo llegar a entender:
1-"No tengo tele en casa"
2-"No me he enamorado nunca"

Supongo que transitamos una época donde es maravilloso proclamar que se pasa de la cultura popular y de los sentimientos populares. Follamos mucho y vemos series online. Pues qué bien. Somos una (de)generación fascinante. Se habla de modernos, pero hay un algo de inquietante pensamiento rural, siniestro y oscuro como Bernarda Alba, en el devenir contemporáneo.

Yo soy un cliché obsoleto porque ayer volví a ser feliz haciendo palomitas para ti, llevándotelas en ofrenda a tu sofá blanco y abierto, frente a una pantalla gigante como el amor en este invierno sideral.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Cuento (que no viene a cuento de nada)

Estuve pensando en la nariz de Monica Vitti. Siempre me han gustado las mujeres de narices ostentosas. Sentía un dolor antiguo e incansable. Tal vez la ciencia algún día sirva para algo, la tarde me parecía entonces insoportable como una pareja de recién casados. Me quedaba poca dignidad y estaba dispuesta a aniquilarla, a pesar de lo que pensaran mi madre y la cultura occidental al respecto. Esas meditaciones me hicieron mancharme la camiseta de chocolate, pero en aquel momento me pareció un acto de justicia poética. Me sentía tan infantil con aquella camiseta, tan bella, tan terca, tan estúpida.
Miré el teléfono con todo el rencor y la locura de mi corazón roto. Lugares comunes: el desamor, la democracia, los beneficios de una dieta equilibrada. Deseaba que alguien invadiera mi cama, pero no tenía ganas de hacer ejercicio. La tristeza me otorgaba un inusitado talento para el pensamiento abstracto y la manicura. Pintaba mis uñas y pensaba en eternas espirales de romanticismo y tragedia.
Hacía dos semanas que no salía de casa. Me había cansado de hablar con las palomas y evitar a los taxistas.
La gente feliz era un atentado contra mi equilibrio y la gente infeliz se ducha poco, ninguna compañía era posible. Me prometí arrojarme desde el puente más vanguardista si volvía a recordar su risa. Su risa, ya perdida, era un puñal.
Decidí ir al cine, dispuesta a enamorarme de la primera que no me hiciera pensar en ella.  
Pero me quedé en casa, pensando en la nariz de Monica Vitti y rezando por un futuro sin recuerdos.

FIN (precipitado, lo sé)

jueves, 9 de diciembre de 2010

un mismo tambor

A las 8:47 AM, Marta Sánchez me ha revelado una verdad a través de ese gran himno incomprendido que es 'Soldados del amor': "No debemos tratar de explicar, lo que se va nunca volverá".

Como me gusta  poco la Nochevieja porque tiendo a ponerme bastante triste y hasta los mazapanes me parecen melancólicos y como no me gusta disfrazarme porque el personaje ya lo llevo puesto, estoy preparando una cena-fiesta-de disfraces en Nochevieja. Muy bien. Yo soy así, incomprensible.

Una mujer decidió comprar mi ejemplar de 'Anna Karenina' para regalárselo a su cuñado, creo. De repente me sentí como si se llevara mis bragas. Desorientada, he empezado a leer 'El ruletista' porque el narrador empieza hablando de Eliot, que es uno de mis poetas preferidos. Y porque es un libro precioso, pequeño, del tamaño exacto de mi mano.

Últimamente me emborracho con suma facilidad.
Y tengo sueños raros, muy raros.
Y de repente me da por defender a los controladores.
Todo me parecen cortinas de humo para distraernos de algo más importante. En una extrañísima película de ciencia ficción que Maite trajo a casa ayer, la gente se moría en plena calle por falta de amor. Y Claire Danes era una brillante patinadora sobre hielo. Me quedé dormida, luego soñé que soñaba y que le contaba por teléfono mi sueño a Laura Martín mientras un tio cantaba en la calle una canción de Morrissey.

Parece ser que va a haber un Congreso de Brujas. Me gustaría conocer las ponencias, 'El futuro de la bola de cristal en un mundo sin futuro', 'Magia negra aplicada a las brujas racistas', 'La adivinación del pensamiento y el divorcio', etc. Zaida estará grabando, espero que me lo cuente todo.

Quiero ir otro día a conducir, no pienso sacarme el carnet jamás por principio poético, pero creo que tengo un talento innato para el volante. La primera vez que me llevaste, sonaba Gino Paoli, como en 'La vida sin mí'.
Y cuando la vida es como el cine, me gusta mucho más.

Hoy me ha dado tiempo a desayunar.

P.d.: MariJose me ha traido una bola de nieve de París. Las bolas de nieve son los objetos más hermosos del mundo, sin contestación

lunes, 6 de diciembre de 2010

subidón

http://www.youtube.com/watch?v=kf_OVWo2IlQ

Este anuncio es mejor que el litio. Me vuelvo loca cuando lo veo y cuando lo ponen en la tele, en el azar de la noche, Maite y yo creemos que es una señal directa para que ella y yo nos permitamos estar eufóricas y sedentarias.
No hay nada más romántico que las películas de asesinos en serie, no hay nada más poético que una chica en pijama todo el día, no hay nada más idílico que un puente en una ciudad fantasma.
Ya no hace un frío bipolar, he podido ir en bici a casa de mi abuela (tenía que aparecer, lo siento) sin cristalizar mis pensamientos y escuchando 'Kids'. Ha sido un momento tan feliz que me he prometido no olvidarlo nunca. Pero no cumplo mis promesas, se me olvida regar las plantas y jamás he conseguido terminar un crucigrama.
Bebo demasiada leche y últimamente todo el mundo se encarga de recordarme que la Naturaleza  es sabia y que si la leche fuera buena, los animales la seguirían tomando después de hacerse adultos. Pero tampoco he visto nunca a un hamster escribiendo una carta de amor, ni a una morsa llevando churros a su abuela un día de invierno por la tarde. Yo les doy leche a mis gatos, por cierto.
Me pregunto si los impotentes sienten rabia al pensar en la Prehistoria, añorando al Homo Erectus.
Ya no quedan solteros de oro, parece que Marc sabe que la lluvia en Sevilla es una maravilla. Aquí llueve 190 días al año, pero no consigo odiar la lluvia. No consigo saturarme con nada, no sé si es bueno, malo o lésbico.
Nunca he visto 'Sexo en Nueva York' porque no soporto a las mujeres que se comportan como maricas descritos por heteros. Pero Maite me habló de la escena final de la serie y desde entonces no dejo de pensar en una secuencia en la que mis amigas y yo nos encontramos en una ciudad, la que sea, y suena 'You've got the love' y tenemos una redención como la copa de un pino. Me apetecía escribir "una redención como la copa de un pino", porque lo más trascendente hay que envolverlo siempre en papel de periódico.
Mañana trabajo, de puente a puente a mi me lleva la corriente, te sigo la corriente, corriente eléctrica de pensar en ti, tengo el propósito de vender un libro de Kurt Vonnegut, si escribo tanto es porque estoy feliz.



sábado, 4 de diciembre de 2010

yo hubiera o hubiese amado

Estar de puente me desconcierta y no me voy a justificar más. Oscilo entre 'To love somebody' de Nina Simone y un optimismo imbécil, ahora mismo sería capaz de declararme, declarar mi amor en la nieve, nuestros pies crujían hoy en la nieve y me he sentido como salida de un cuento de Chejov, desvalida y preparada para que me rompan el corazón.
To love somebody y la voz de Nina Simone me da ganas de llorar y de casarme sin remordimientos. He escrito el primer capítulo. Tienes razón Nina, no sabemos cómo es, la vida es querer a alguien. Todavía quedará alguna palabra que no le haya dicho a nadie, una palabra virgen e incesante. La palabra perfecta. El abracadabra de mi vida, la euforia de mi cuerpo sin peso, flotando en el invierno de mi descontento y citar a Shakespeare no está de moda, Shakespeare no es tendencia, yo tampoco, tengo sueño a todas horas porque quiero hacer las cosas bien y no sé cómo, sólo tengo una indigestión crónica, una fe crónica en lo sentimientos.
Piensas demasiado me dicen, sientes demasiado me dicen, le das demasiadas vueltas a las cosas me dicen. Yo siempre he sido demasiado algo. A las 6 de la tarde ya es de noche, esto no es el mediterráneo, el Norte es un estado mental. Aquí, cuando el cielo está despejado, nos sentimos dioses. Podría pasarme la vida mirando al sol y entonces el pasado no dolería tanto. Pero mi ciudad es introvertida aunque las señoras te miran a los ojos sin vergüenza. Creo que soy la única que ha llorado en plena calle. Me gusta pasear con mi perra y mirar a la gente de mi ciudad y no sentir ningún desprecio, porque a todos nos da miedo mirarnos al espejo los domingos por la tarde.
No sé qué es la vida, Francisco Casanova probablemente tampoco, ni Godard, ni Zaida Carmona. Tengo demasiada prisa, tengo tanta prisa, me falta siempre tiempo para cometer errores y mirar por la ventana sin querer saltar, perdonándonos a todos tanta incapacidad y tanto miedo.
Es sábado y podría ser cualquier día. Estoy ciega de amor y de las mentiras de la literatura, que me ayudan a sostenerme entera, adolescente y perdida en las palabras como único camino.

Me siento intensa y me parece perfecto.
Hay una luz,
cierta clase de luz.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

vaho

Escucho 'Milk thistle'. Conor Oberst cantándole directamente a mi esperanza, en este ciudad tan fría, el amor congelado pero vivo, la diminuta fe, pienso en Lorca "que no se acabe nunca la madeja del te quiero me quieres".

Llevo las chaquetas de lana que me regala mi abuela, que se está convirtiendo en protagonista de este blog. Me aferro a sentimientos que son como estatuas, tengo firmes monumentos dentro de un panorama en ruinas. 

Raquel, te hablo directamente a ti. Necesito una señal tuya. Me parece perfecto que hacer el amor en Lisboa distraiga de todo lo demás, pero tú felicidad me concierne por encima de muchas cosas. Y quiero que me la describas y que me digas que no te duele la espalda y que tu diastema sigue siendo muchísimo más resplandeciente que el de Madonna, que el de cualquiera. Te quiero, te quiero cada día.

Me parece fascinante que Justin Bieber sea la encarnación física de una tipología de bollera que todas hemos visto hasta la saciedad, hasta la suciedad. Lo veo en la tele y me da la risa, un ídolo de adolescentes que parece salido del baño del Escape, tras agitar su mandíbula en torno a la entrepierna de alguna desafortunada apasionada.

Me gusta tener proyectos, son como excusas del corazón, quiero hacer cosas porque quiero querer. Y proyecto una novela, un matrimonio, un regalo, un viaje, la siesta del sábado, cenas de nochevieja, anhelos por encima de mis posibilidades, por debajo de mis miedos.

Y acaba el día con Puccini, que me hace pensar en mi madre. El día que yo lleve a mi madre a ver 'La boheme', me dará un infarto de amor y sentiré que ya no estoy en deuda con esa mujer prágmatica y de dimensiones siderales.

Se acaba el día de hoy.
Una cliente me ha dicho que mi sonrisa invita a gastar.
Nunca pensé que el capitalismo pudiera encerrar un piropo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

cuento de amor (sin descuento)

Ayer rompí con mi novia. De vez en cuando nos gusta destrozar juntas los muebles de casa.
Es una terapia de desahogo, porque es muy duro vivir en una casa submarina. Después, es un placer ir a comprar sillas y complementos (indirectos, a ser posible). Solemos ir a Ikea, por lo exclusivo de sus diseños.
El amor nos mantiene muy unidas, a pesar de los infinitos peligros de la lista de la compra y la lucha encarnizada por la posesión del edredón en los días de frío. 
Somos absolutamente compatibles, como Hitler y la democracia, los callos y el caviar. Sabemos la importancia de tener un proyecto en común: hemos decidido no abrir la puerta a los vendedores de seguros. Porque asumimos la incertidumbre de toda relación humana y del futuro de las series adolescentes, que van perdiendo audiencia a pasos agigantados, a pesar de que nadie que supere el 1'34 de altura se atrevería a verlas.
Me considero perfectamente incapacitada para llevar una relación adulta. Faltaría más. O menos.
Siempre he sido un desastre con los trabajos manuales, por eso me aburre masturbarme. Pero decidí regalarle a mi amada un bolso-paraguas-microondas, un prodigio para ir caliente, capitalista y resguardada. Esa noche discutimos. Fue un regalo incomprendido, como el primer disco de Zaida Carmona 'De vuelta de todo...pero llámame', un clásico en mi discoteca, a pesar de que mi discoteca no existe, porque soy más de bar de abuelos.Palillos y confusión gastrónomica, la tele encendida sin sonido,esa metáfora de la vida, pintxos de tortilla que incitan al genocidio.
Pero me estoy desviando del tema, de hecho ya voy por Albacete.
Mi novia es un ser muy inteligente. Por eso entiende los prospectos farmaceúticos y la política catalana. Lee gusta leer a los clásicos. El último clásico que ha leido es "A la mañana siguiente, la princesa se transformó en orco", un cuento muy interesante sobre la influencia del alcohol en los rituales de apareamiento posmodernos.
Yo cocino para ella todos los días, pongo empeño e imaginación. Amenazó con dejarme tras unos espárragos deconstruidos con envidia a'l penne. Un plato con ínfulas italianas y feministas.
Somos felices. Adoro su sonrisa cuando discutimos y su furia al besarme. Juntas, el tiempo se detiene. Debería llevar a arreglar el reloj de la cocina. Con ella, soy mejor persona, salvo en los pasos de cebra, que sacan lo peor de mí.
En fin, el amor.
En principio, el amor.
Siempre, el amor.

Quien me acuse de empalagosa, no sabe que salvaron mi vida gracias a una transfusión de leche condensada.

FIN

martes, 23 de noviembre de 2010

Espinacas

Y en el capítulo XVIII, por fin hace su aparición Anna Karenina. Me cae bien, pero de momento no me fascina. Le pongo la cara de Greta Garbo, que es una actriz que ni me cae bien ni me fascina. Pienso en la fascinación y en si es positiva, en que la siento muy pocas veces y siempre parte del desconocimiento, no puedo fascinarme con alguien que conozco, la realidad es enemiga del misterio.
No estoy de buen humor. Miro los abrigos de todos los que entran en la librería. No me gustan. No quiero convertirme en una mujer al acecho de la belleza. Predominio del negro y los marrones. Somos tan previsibles. Me gustaría abofetearme ahora mismo.

Se me ocurren las paradojas más absurdas en los momentos menos pertinentes. En mitad del insomnio más terrible, soy consciente de que tengo el brazo izquierdo absolutamente dormido. Alfred Hitchcock hacía sufrir a las rubias en sus pelis porque estaba obsesionado con ellas y no podía follárselas.  Me están empezando a caer mal amigas mias a las que quiero muchísimo. Ver fotos pornográficas me provoca una tristeza celular absolutamente incompatible con el deseo. Miraba hace un rato libros porno de Taschen con Carolina y las felaciones me han parecido atentados grotescos de la carne. No hay nada más feo que un coño. No consigo ponerme nada, salvo triste. Me pone, triste.

Me visita la comercial de una insigne editorial. Cuando utiliza la expresión "para más inri", yo la miro como a un organismo de otro planeta. Para más inri. Le pregunto por Jonathan Franzen y no lo conoce. Pierde mi respeto. Para más inri, tiene los ojos extremadamente saltones y los ojos saltones a mí me dan ganas de llorar.
Otro abrigo azul marino, me siento una asesina en serie.
Canta Nacho Vegas "Jamás te recuerdo porque nunca te olvido". Y yo cierro los ojos.
Este texto no le va a gustar a nadie, como un plato de espinacas.
Francamente, queridas, me importa un bledo.
Como la democracia a las jóvenes generaciones.
Me pregunto quién irá a votar en Barcelona el domingo. Y luego tendrán un presidente que parece un cantante de boleros. Convergencia, qué coño quieren decir con eso.
La mística del invierno me tiene prendada. Compro castañas asadas por el olor, aunque no me gustan. Se las llevo a mi abuela en ofrenda. Se avecinan temperaturas invernales lo que en invierno es una noticia relevante según los telediarios.

Anna Karenina siente malos presagios desde el principio.

lunes, 15 de noviembre de 2010

la casa sucia, gracias a Dios

El amor, esa palabra.
El dolor, esa palabra.
En medio de ellas, yo. A Ari no le gusta que me ponga dramática, pero cada uno es víctima de sus mitomanías. A los 12 años yo leía 'Cumbres borrascosas'. Que no me pidan ahora que no me eche a llorar por insignificancias. Vivir es la mayor insignificancia. Intentamos darle sentido mientras se nos va el tiempo en apagar incendios que nosotros provocamos. Llevo unos pitillos rojos, del color de mi corazón. Al ponerme estos pantalones he llorado esta mañana y a Ari no le gustaría, pero he sentido el peso del lunes en su infinita dimensión y he pensado en quien compró estos pantalones para mí y en el brillo de sus ojos, me he sentido torpe e inservible, sin nada que desayunar. Mi cocina parece la batalla de Stalingrado y eso es amor.
Permito que el desorden entre a veces en mi vida, no queda un sólo vaso por fregar y no se altera mi pulso, porque este fin de semana mis amigas han decidido declarme su amor a través de la vajilla, ultrajando mi alfombra y llenándome de pelos el lavabo. El amor es sucio, deja restos. Y así debe ser. Juro que ahora suena Alicia Keys y no me lo explico. La banda sonora nunca es la adecuada. Podría llorar también ahora y Ari resoplaría como la macarra neorromántica que es, en el fondo Ari es Werther, pero ella no lo sabe. Podría llorar decía, porque soy de lágrima fácil y de orgasmo difícil. Lo prefiero así.
No quiero ser jamás una mujer pragmática, no quiero hacer la compra los miércoles ni guardar la compostura en los restaurantes. Estoy a un paso de la histeria, quería comerme el mundo y sólo me comí unos cuantos coños. Este chiste es para Zaida. Quiero que todos sepan que asumo todas las incompetencias que me otorgue el Estado.
Mis manos no están tan frías como las de Julia, pero yo nunca estaré a su altura. Me faltan 27 centímetros y aprendo constantemente de ella. Te dejaste las gominolas en el frigorífico, por cierto.
Y no, compro fruta y no me la como. Pero de vez en cuando, lo sigo haciendo, sabiendo que se pondrá oscura y podrida mientras yo como chococrispis, de la misma manera que deseo casarme con cada mujer que amo mientras soy incapaz de entender por qué uno más uno es siempre confusión. La fruta, el amor, yo los quiero, aunque se me pongan malos, los quiero cerca para pensar que puedo ser mejor.
Cada día alguien te otorga un voto de desconfianza, pero está en cada uno asumir la ridiculez inmensa del ser humano, para qué sirve una corbata, los sueños se hacen realidad sólo cuando suena el despertador, pero siempre he querido leer el siguiente capítulo. Invariablemente.

Hoy trazo un ambicioso plan que consiste en sobrevivir (al lunes).

miércoles, 10 de noviembre de 2010

yo también puedo leer a los clásicos

Ayer empecé a leer en la librería 'Anna Karénina'. Decidí que cada día leeré dos capítulos, aquí, entre la gente, con el pueblo, una librera de a pie. Teniendo en cuenta que esta vasta obra tiene 239 capítulos, multiplicado por la esquizofrenia que me provoca que ahora a los radiadores se les llame 'emisores térmicos' y 'asistentes de vuelo' a los camareros del aire, y dividido por los motivos antropológicos por los que la cadena de ropa Stradivarius decide jugar con mis sentimientos, y teniendo en cuenta que ahora mismo tengo tanto frío que no sé si beberme el te con leche o echármelo por encima, calculo que habré terminado de leerla el 28 de marzo de 2011 a las 12:47 AM, vestida de fiesta y tras haberle dicho a mi madre por teléfono que no me quedo los tuppers, que se los devuelvo todos,que pregunte a mis hermanos y no sea tan frívola en sus acusaciones (basado en hechos reales).
Bueno.
Atravieso días de felicidad y números rojos. El dinero y el amor son incompatibles, como la trayectoria psiquiátrica y el lesbianismo avanzado. Me miro al espejo y me dan ganas de tirarme los trastos. Mi frigorífico vacío, mi corazón es mi despensa. Llueve todo el tiempo, Pamplona es Blade Runner y hay replicantes por las esquinas, vuelan los besos como gotas de lluvia, podría tener un accidente con la bici, llamo a mi abuela a traición, sólo para decirle que me muero de amor por ella.
Este fin de semana, vienen Las Tres (Des)Gracias, a visitarme: las Heroinas Furiosas Bipolares Sin Fronteras.
La mujer más alta del mundo, la mujer más baja del mundo, la mujer más deportista-activista-lisonjera del mundo, las inventoras de la modernidad y de la resaca, las herederas de un mundo alcohólico y enamorado, las guerreras del apocalipsis bollow.
Podría empezar a abrir mis brazos para ellas y quedarme 72 horas a la expectativa de ellas y de la felicidad.
Sigue lloviendo y 'Anna Karénina' empieza con un matrimonio en crisis y familias ricas desdichadas. Porque los ricos también lloran y yo salgo con la hija de un banquero y no llego a fin de mes. Pero que vivan Tolstoi y todas las mujeres de mi vida.



P.d.: no es Fernando Fernan Gómez en esa obra maestra del bostezo que dirigió Garci

jueves, 4 de noviembre de 2010

cuento de otoño (mejor ni te cuento)

Estoy de vacaciones. Me despierto y juraría que he soñado algo maravilloso en un entorno paradisiaco, podría ser Soria o una oficina de Hacienda. Como soy una chica de fuertes principios, algo bien sabido, he dormido sin cambiar de postura, lo que me ha costado una endiablada contractura, pero mi moral se fortalece. Desayuno tres tazas de café,a pesar de que lo detesto y de que no tengo cafetera. El café realizado en sartén es altamente recomendable, como las dictaduras absolutistas y las novias sordomudas.
Pienso todo el tiempo en la Humanidad, así que mi afán homicida crece y crece. Mientras recojo una colada ya seca, reflexiono acerca del sentido de un mundo en el que no paramos de poner lavadoras.
Estoy de buen humor y es inquietante. Como buena sufridora de la enfermedad de la hipercloridistrofia, que no existe, decido vestirme de blanco, porque me sienta mal y la vida sin retos no me interesa. De hecho, hoy me he retado con la exnovia de la amiga de la vecina de una antigua amante del instituto. No sé exactamente quién se va a presentar al duelo.
Salgo a la calle y el Día brilla lleno de promesas, a pesar de lo cual decido comprar en Caprabo, básicamente porque es una cadena indigna y yo la alimentación me la tomo muy en broma. Si no, no mezclaría palomitas con sardinas de lata. Respiro profundamente el aire de la ciudad, lo que me cuesta un enfisema pulmonar, pero soy una optimista incorregible. Y mira que los telediarios, la mala literatura y la extraña costumbre de las lesbianas de ir de interesantes, casi lo corrigen a diario.
Puedo mirar con amor a las señoras que pasean a sus perros, a pesar de que son detestables. Me siento capaz de cualquier cosa. Excepto de programar el orden de los canales en la TDT. Compro el periódico y me dedico a subrayar las buenas noticias. Llegando a la última página, sólo he subrayado: "Sí, me dopé reiteradamente, el deporte es insoportable", declaraciones de una exclicista checa o checoslovaca, sin parentescos en Barcelona, pero con un sentido del humor hiperanabolizado y un tinte de pelo mediocre, siendo benévolos.
Paso la tarde haciendo cábalas, pero como no tengo ni idea de lo que son ni para que sirven, abandono frustrada la tarea. Entro en las mercerias, quejándome amargamente de quienes lo dejan todo a medias. Abrazo a desconocidos en plena calle, no me siento mejor, pero amo al inventor del desodorante. Observo los coches, la inutilidad de los coches, la estupidez de los coches. Soy atropellada. Al menos, las heridas son leves. Conservo algún que otro órgano vital, como el apéndice y el corazón, ambos imprescindibles, como sabe cualquier nativo de Nueva Guinea y cualquier interno psiquiátrico.
Se me ha echado la noche encima, como los borrachos en los bares, y vuelvo a casa,habiendo perdido el tiempo, que es una cosa deliciosa.
Me ducho en un segundo, una ducha de éstas rápidas que no te dan  tiempo ni a quitarte la ropa. Mojada como una naúfraga intelectual, me acuesto con mi conciencia y no me deja satisfecha. A partir de ahora me acostaré siempre con mi inconsciencia, con la más radical, la que me hace ser romántica, banal, aficionada a la ópera en playback y coleccionista de primeros momentos.
Y cierro los ojos.

FIN


martes, 26 de octubre de 2010

microcápsulas de amor

Empezamos el día bailando 'Touche pas' en la librería. Son las 9 y estoy enamorada.

Pienso en el poema de Max Blecher. "Ojalá tuviera objetos con vida en el corazón".

Escribir es siempre hacer una declaración. Me paso la vida declarándome. Es el primer invierno que no tengo los pies fríos. Me gusta mirar mis botas.

Ayer vi con Julieta (mi gata, por si alguien todavía no lo sabe) la serie sobre Felipe y Leticia y las dos permanecimos embobadas sin explicación alguna. Había discutido con mi madre y me ardían las mejillas. Discutir con tu madre es volver a la infancia por la puerta de atrás. Retratar a los Borbones con un ligero retraso mental y creer en el amor como única monarquía. El amor es absolutista y puedo vernos a todas arrodilladas, sin pedir clemencia.

Raquel, voy a escribirte un mail. Mi amor viaja a Lisboa todos los días. Llegó el último libro de Lobo Antunes y yo recordé tu risa. Estás tan guapa en la foto del periódico. Recuerdo el verano en Atenas y sentir todo ese calor, las ganas de sentarme en la Acrópolis contigo y recordar los logros de la civilización y la incapacidad de convivir con los turistas. Qué mal viajo. Cómo te echo de menos.

Llevo las uñas mal pintadas. Pienso en Julia pintándome las uñas en una terraza de Barcelona. Hablo con ella todos los días y nada se agota. Enciende luces pequeñas dentro de mí. Creo que Julia va a hacer la revolución. Algo va a cambiar gracias a lo que ella hace.Es asombrosa. Voy a llenar la casa de chocolate blanco para ti.

Kafka fue feliz. Laura me ha escrito. Vamos a publicar un libro, vamos a dejar que pase el tiempo. Soy impaciente, esperaré sin cesar.

Últimamente dormiría con la luz encendida. La casa encendida y el invierno espera. Sigo teniendo un pensamiento terrible de vez en cuando, sigo mirando de frente a los fantasmas. Ya no lloro en el cuarto de baño. Ya no me pego puñetazos, ya no me quedo sin respiración. Tengo que volver a encender mi bola del mundo, hacerla girar, creer en el futuro. Sueño con guantes de piel.

Zaida y todos los abrazos que guardo. Podríamos volver a Paris juntas. Me apetece comprarte una bufanda y escupir contigo desde Pont Neuf. Llevarnos tu libro de Colette. Tienes las manos tan pequeñas. Te quiero tanto.

Y tú, cuéntame esos planes que dicen que me van a hacer feliz.
Tienes la llave de mi casa.


sábado, 23 de octubre de 2010

take me as i am

Ayer sufrí un síndrome de Stendhal de manual viendo al Béjart Ballet Lausanne. Decir que estuve dos horas hipnotizada frente a tanta belleza sería hacer literatura barata. Creo que me ruboricé y creo que tenía las pulsaciones de alguien que se acaba de enamorar. Yo, que soy de distracción fácil y que mi cabeza puede estar volando mientras parezco concentrada y entregada, estuve sumisa y fiel, sufrí un desmayo que la inteligencia no alcanza a explicar y que viene del arte con mayúsculas, cuando no hace falta una cognición, ni tres carreras, ni saber que supone Maurice Bèjart para la danza, ni entender el rechazo visceral que me provoca la visión de unos pendientes de perlas en varias mujeres de filas delanteras. El pendiente de perlas me parece el símbolo de la vulgaridad por excelencia.  Y ya he cambiado de tema.
Anoche, en la cama, veía cuerpos bailando, algo de todo lo que vi se quedó dentro y daba vueltas.

Hoy es el cumpleaños de mi enemiga íntima. El sueño de una noche de verano. Siempre tiene frío, se rie muy alto, los ojos se le hacen una línea, es como un huracán y a veces me lleva por delante, pero su corazón me ve, estoy segura de eso, reconozco sus pasos. Pienso ver todas las pelis de Steve McQueen contigo. Nos vamos a sacar de quicio, me dejarás afónica y agotada, tenemos alta compatibilidad en incompatibilidades, pero tú y yo somos como aquella definición que dio Paul Valèry "Amor: error communis," y cuando te he dejado esta mañana en mi cama con mi camiseta amarilla  mi corazón se ha abierto como una flor, otra vez, otra vez cursi, otra vez otoño, en la bici escuchaba 'Take me as I am' de Au revoir Simone y he pensado en nosotras, en mí aquella noche, en la sucesión de movimientos que deshace el azar para que yo te quiera ahora de esta manera definitiva.

Ayer en la librería un chico me pidió sin que le temblara la voz 'El hombre multiorgásmico'. Mientras se lo buscaba, sentía una rabia absurda subiendo por mi cuerpo. Hace falta tener morro para escribir 'El hombre multiorgásmico' y para leerlo. Sé que no sé explicar mis teorías y que ahora alguien dirá que está bien que el hombre se curre la sexualidad, pero veo el mundo como un gigantesco gimnasio y el amor como una clase de pilates, todos quieren correrse más y mejor, infelices y guapísimos, ellos y ellas, la erección romántica y existencialista no se lleva.
Y para rematar la mañana, hace exactamente 2 minutos, una voz anónima al otro lado del teléfono pide, y juro que todos los testimonios son reales, 'La sexualidad según Juan Pablo II' y mi carcajada ha sonado, sí, resplandeciente, porque si ese título no es un chiste sublime, que venga Dios (que tal vez haya escrito 'El bollerismo en el cielo, según Dios: mitos, leyendas y Gloria Fuertes') y lo diga.

Alea jacta est. 

jueves, 21 de octubre de 2010

la red asocial

No tengo facebook, no sé si es un drama. Y no es por snobismo, por no estar dentro de un grupo de 500 millones de personas (el 45% bolleras catalanas, según las últimas estadísticas). Simplemente, me parece el instrumento de comunicación menos sincero del mundo y me parece la justificación perfecta para ejercer de espía sentimental y de coleccionista de estados de ánimo falsos en la mayoría de los casos.  Y me parece el mayor generador de dolor innecesario del mundo: me paso la vida viendo a mis amigas sufrir por que fulana va a ir a nosequéevento (¿qué coño es eso de llamar 'evento' a las cosas?), que su ex habla con menganita y le pone chuminadas en el muro, que X está activa en facebook y pasiva en la cama, que las fotos del último finde de electro-barbacoa son insultantemente felices y que el coño de la Bernarda y la madre que nos parió. Y parece que la decisión más trascendente de un ser humano en los últimos tiempos es cambiar el estatus sentimental de facebook. Facebook es una gigantesca guardería o instituto, que es peor.
Ayer vi 'La red social'. Me pareció un peliculón y, por cierto, si esa peli no gana el Oscar al Mejor Montaje 2010, juro que me hago un perfil en penitencia (de hecho, algunas ya sabéis de mi intención nunca concretada de dar vida a Angelines Jolín, una versión apócrifa de mí y de todas nosotras) y me confirma que nunca querré pertenecer a una red social creada por un sociópata. La secuencia inicial y la final, me parecen de una brillantez acojonante y de escalofrío y perfectamente ilustradoras de este gran mamoneo mentiroso y lleno de fracasos y cobardías en el que hemos convertido las relaciones.
Dicho esto, fui feliz con Silvia R. en un cine vacío en el día del espectador (me pregunto cuántos telediarios le quedan a los cines y si  nuestros nietos verán en su Mp45 'Con faldas a lo loco' en 3D: "El chichi de Marilyn Monroe a tu alcance", ya estoy viendo la promoción) y soy feliz a su lado, y me encanta ver su gorra aparecer (y luego desaparecer, porque se las olvida en todas partes).
Y ya que hablamos de Marilyn voy a copiaros un poema suyo. He amado siempre a Marilyn y ahora más, ahora que podemos leer lo que escribió y es brillante, oscuro y sabio.

"Creo en mis sentimientos más
delicados intangibles
al final todo es
intangible
mi más precioso líquido nunca debe
derramarse no derrames tu precioso
líquido la fuerza vital
son todos mis sentimientos
sean los que sean.

Mi sentimiento no se hincha en palabras".

Yo también creo en mis sentimientos, Marilyn.
Y no me hace falta facebook para eso.


martes, 19 de octubre de 2010

héroes y un cactus con nombre propio

Parece que Sufjan Stevens ha sacado nuevo disco. Últimamente no me entero de nada. Creo que es un fenómeno extendido. Me quedé fascinada el domingo por la noche cuando haciendo zapping, Maite se quedó mirando una imagen de los putos 33 mineros y dijo: "¿Cuándo los sacan?".
Me parece necesaria una capacidad de abstracción suficiente para no saber qué pasa ahí fuera, a veces.
Y siguiendo con los mineros, me repele esta masturbatoria oda a la supervivencia, a la infinita capacidad humana para la resistencia, a los héroes de andar por casa. Recuerdo que cuando estaban atrapados leí un artículo en el que hacían un retrato de quiénes eran. Uno de ellos estaba todo el día borracho, su mujer estaba desesperada, supongo que maltratada, y rezando porque al salir se reformara. Ahora es un héroe, qué gran reforma.
Cómo nos gustan estas historias, cómo nos gusta que 33 mineros machistas y analfabetos sean como Hércules y cómo nos pone creer que Belen Esteban representa a la mujer de a pie, a la princesa del pueblo, y La Roja es la imagen colectiva del triunfo y Vicente del Bosque tiene un hijo con síndrome de Down, fíjate, y en el telediario hoy hablan de mí.
Lo que más me gusta de los mineros, es que se pegan el día todos con gafas de sol, como salidos de un after.
Ahora decidme que no tengo corazón, que soy insensible. Cómo nos toman el pelo, cómo entre los medios de comunicación y el odio al vecino que fuma en el ascensor, no tenemos esperanza ni existe un 'nosotros'.
Yo, desde luego, creo en el uno. Y en todo caso en el uno más uno.

Y en la librería, ya va la tercera señora de mismo perfil tipo "Leo lo que me dice 'Mujer hoy' " que me pregunta por el último Premio Planeta. "¿Tienes 'Riña de gatos'?" y a la tercera, miro fijamente a mujer blanca casada heterosexual y de las que alzan mucho la voz y le digo: "No, no ha llegado todavía, pero tengo amplia experiencia en Pelea de gatas".

Julia se ha comprado un cactus. Creemos en el futuro y nos da igual si el futuro cree en nosotras.

Si tú quieres que veamos 'El angel azul' en pantalla grande, yo voy.
Yo siempre voy.

viernes, 15 de octubre de 2010

campaña de fomento de la lectura

Queridas, Marc (me parece la fórmula más exacta para dirigirme a quienes visitan este blog):

Sí, hay un libro para cada uno de nosotros. Puede que hasta haya un libro para Elsa Pataky, aunque no se ha constatado que sepa leer. Y a veces hay un libro para alguien en quien el escritor, escritora o Espido Freire, no han pensado. Me doy un paseo por la librería mientras un niño se desgañita y una chica de belleza cubista me pregunta por la sección de economía y yo le indico que existir,existe, pero que no me interesa. En el paseo encuentro los siguientes títulos, ideales para el niño interior de todas nosotras y Marc, o para la bollera exterior de todas nosotras y Marc:

-'Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo'. O la historia de amor apócrifa entre Zaida C. y Nerea M.
-'Sus crisis, nuestras soluciones'. Para todas aquellas que se ven inmersas en una relación más complicada que la guerra de los Balcanes.
-'El gran calentamiento'. Biografía de Silvia Rodríguez en algunos afters de Barcelona.
-'Tengo derecho a ser niño'. Ensayo filosófico sobre el concepto trans, queer y los baños de Les Fatales.
-'Una mujer en fuga'. Colección de testimonios de chicas a las que Nerea y Zaida dijeron "Me pareces maravillosa" en una discoteca oscura y no supieron asimilarlo. Prólogo de Sandra Casas.
-'Soñando monstruos: terror y delirio de la modernidad'. Sin comentarios.
-'Lo que hay que tragar'. Novela histórica-histérica sobre los efectos depredadores tras una abstinencia sexual prolongada y probablemente involuntaria.
-'Las suplicantes'. Ensayo profundo sobre las relaciones de las bolleras con sus ex, desde las cartas facsímiles de Safo con su primer rollete hasta las fundadoras del Myloba.
-'La era de las expectativas limitadas'. Poemario sobre el negro panorama que se cierne sobre una bollera soltera inteligente. Ideal para Ainhoa M. y Remedios Cervantes.
-'Después del éxtasis, la colada'. Relato altamente verósimil sobre la vuelta a la realidad tras otro fin de semana absurdo.
-'Dios es mi colega'. No sé para quién puede ser, pero me encanta el título. Quizás para mí, que soy atea a mi pesar.
-'El increible rompemandíbulas supergaláctico'. Biografía no autorizada de Nerea M. y sus relaciones sexuales intolerablemente generosas con el bello sexo y no tan bello.
-'Egosurfing'. Para todas-os-es.

Es viernes. El fin de semana se presenta o se cierne, depende de las expectativas o de la autoestima.
El último vídeo de El Guincho es pajillero y machista pero mola tanto que es preocupante. Estamos perdiendo el Norte y yo me preocupo, porque vivo en el Reino de Navarra  (Zaida vive en el Reino de la Barra, es otro condado).
En fin, buenas tarde y buena suerte, que el amor o una buena combinación en la Primitiva esté con nosotras (y con Marc. Nota:  a partir de aquí, Marc deberá incluirse gustoso en los plurales mayoritarios, sin menoscabo y adoro esta palabra, de su virilidad tan sofisticada). 

jueves, 14 de octubre de 2010

nadie dijo que fuera fácil

He vuelto a tener uno de esos sueños mios que dan risa, pena y miedo.
Las protagonistas, Silvia R. y Eli. Después de un concierto de Camilo Sesto, ellas, intrépidas y cachondas, iban a su habitación de hotel y se lo follaban. Y después me lo contaban y yo no podía entenderlo, pero teníamos un diálogo bastante natural y naturalista sobre la experiencia. Recuerdo este diálogo, que me parece brillante.

Nerea, o sea, yo (todavía no recuperada de la impresión): Joder, Camilo Sesto. Seguro que es un cerdo en la cama.
Eli: Bastante.

En fin. Los sueños de la sinrazón producen monstruos. Ayer llegó una novela nueva que me gustaría regalarle a Marc, por su cumpleaños o porque sí, porque se acerca el invierno y necesitamos las ficciones más que nunca. Es una mezcla de 'Soñadores' y Marguerite Duras, aunque todavía no la he leido. Me encuentro esto: "Por la mañana, con la marea baja, no tuvieron un despertar hipócrita; se miraron. Cécile, triunfante. Oliver duda si no es culpable".
Cada vez que pasaba por la sección de poesía, un libro me hacía confundirme. Se titula 'El azor en el páramo' y yo, siempre, cada día, incluso después de saberlo, leía 'El amor en el páramo' y me pasaba algo por dentro. Todos los días. Hasta que ayer decidí devolverlo. Ted Hughes era un poeta que además estaba bueno, es decir, un gilipollas. Y aunque escribió 'Cartas de cumpleaños' y yo le perdoné un poco el dolor de Sylvia Plath, porque sí la quiso y querer a una loca no es fácil,  porque las locas queremos tanto que lo podemos hacer todo mal por amor y sin saberlo, inconscientes y nerviosas y frágiles hasta la invisibilidad, indestructibles. El caso es que 'El azor en el páramo' es de Ted Hughes y ya no voy a dejar que me haga pensar más en el amor muerto de frío, en alguna parte.
He empezado hablando de sueños y acabo hablando de amor, como siempre.
Hoy me gustaría ir a buscar a Zaida y llevármela al cine y después preparar noodles para las dos y quedarnos hablando del amor y las matématicas y de las fórmulas imposibles. Arroparla antes de dormir.

Tengo la firme intención de seguir.
Sé que vosotras también.
Y sé que sabéis quiénes sois y que no hay nada más que añadir.
Sigamos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

bajó a comprar chocolate

Quiero hablar de Nicolas Cage. Cuántas películas hizo en los 90. Por qué no puedo dejar de verlas en la tele. Por qué lloré ayer viendo 'Family man', Maite se reía y a mí se me caían las lágrimas, avisé con antelación de que iba a llorar, lo que no lo hizo menos estúpido y salvaje. La inocencia es salvaje. Por qué me gustan tanto las escenas en los aeropuertos, cuando alguien va a recuperar al amor de su vida.
Nicolas Cage y su alopecia nunca consumada. Nicolas Cage y su mandíbula configurada para la inexpresividad. Nicolas Cage y esas novias de toda la vida que tiene él en las pelis. Las novias que llevan 13 años enamoradas de ti y siempre sonríen a los niños.
Los hombros caídos de Nicolas Cage. La extraña poética de las películas de sobremesa. Las mantas. El amor tapado hasta el cuello. Estoy segura de que si Emily Dickinson hubiera tenido tele, se quedaría viendo Antena 3 los domingos después de comer. Hay un poema en cada pausa publicitaria.
Creo que Nicolas Cage tiene un buen paquete, pero no entiendo demasiado de eso, aunque me fijo, por inercia y antropología. Me fijo en el paquete de Nicolas Cage y en los pelos de su entrecejo. Mi amor arregla el desagüe de mi cocina y yo por eso me casaría. Si alguien se remanga por ti y se enfrenta a un fregadero atascado, no le des más vueltas.
El tipo que dobla a Nicolas Cage tiene retraso mental. Por eso sus personajes parecen siempre limítrofes y tan heroicos. No quiero pensar en qué se ha convertido ahora Nicolas Cage. Prefiero recordarlo en los 90.
Es miércoles y todavía no me he despertado.
Alguien ha vuelto a dejar pelos en mi almohada.
Pienso en mi hermana. Quiero poner el mundo a sus pies. Quiero una alfombra roja desde su casa hasta el futuro. Voy a proponerle ver 'Hechizo de luna' juntas. Nicolas Cage y Cher, supera eso.
El casting del amor lo dirige alguien con muy mala hostia y mucho sentido del humor. Propongo jugar al poker con los curriculums amorosos. Jugar con Julia, con Zaida y con Ainhoa.
Y ahora a trabajar.
Tengo cosas que hacer. Tengo todavía mucho amor que emplear.
Nicolas Cage siempre canta en sus películas.

lunes, 11 de octubre de 2010

wanted lovers

Lunes. La ciudad entera duerme a las 8:56 de la mañana porque es puente y sólo trabajamos los camareros, las libreras y los yonkis. Puedo sentir como el gris de la mañana me arrebata algo. La ciudad después de la lluvia es un panorama triste, como los restos de un chill out. Pedaleo. Pedaleo, luego existo.
Y me siento aquí y tengo todo el afan de soltar esta tristeza, estos días sin luz, nada en la nevera, la última mirada de Jane Fonda antes de morir en 'Danzad, danzad, malditos', a Faulker no le dieron el Nobel y escribió 'Luz de agosto' precisamente para mí y Vargas Llosa tiene la sonrisa más llena de dientes del mundo, veo a Laura M. bailar en el escenario con Stereo Total y me atraviesa algo así como un rayo negro por dentro al pensar que no necesitó contármelo, porque cosas así son para contarlas, cosas absurdas y felices, las noches con Silvia por los bares de Pamplona, entramos en bares vacios y nos encontramos de bruces con ex-amantes y a mi me da por reir, y le digo a Silvia "¿no te parece un sinsentido esta indiferencia con gente que se nos ha corrido en la cara?" y la respuesta de Silvia me parece tan de Groucho Marx que me casaría con ella sin contemplaciones en ese preciso momento, a las 3 de la mañana, "Oye, a mí no se me corrió en la cara" y bebemos orujo que es como agua fluorescente y yo termino en casa de mi novia o exnovia o la tragicomedia de no saber poner nombres a lo que te pasa por dentro, viendo como fuman porros y pensando en Sylvia Plath y en si un microondas servirá, porque no tengo horno y las pizzas las hago en la sartén.

Violeta, sólo tú tienes razón. Que los criminales escriban cartas de amor. Los demás hacemos la compra en el chino de abajo y así no hay romanticismo posible. Bonnie y Clide mataban a los banqueros y hacían el amor. A mi alrededor, hablamos de amor y disparamos a matar, como banqueros.

Y cuando ya me siento tranquila e infeliz, suena 'Someday' de The Strokes en la librería. Y amo esa canción, porque me hace soltar peso, se me relajan los brazos mientras escribo estas líneas y sonrio pensando en chicas que ahora duermen y en que he soñado que me pillaba un coche y nadie me socorría, me iba arrastrando al hospital y terminaba ligando con una enfermera.
Tragedia+tiempo=comedia.
Someday.
"Yeah, it hurts to say, but I want you to stay
Sometimes, sometimes"
"Oh, My-ex says I'm lacking in depth
I will do my best"

jueves, 7 de octubre de 2010

la-di-da

Debería volver a ver 'Annie Hall' cada vez que me siento intensa y decimonónica. Joder, adoro esa peli. Anoche me salvó la vida. Me quedo tranquila sabiendo que los caminos se cruzan y se descruzan y que yo atesoro mis sentimientos y soy todavía capaz de reirme de toda la incapacidad que caracteriza a una persona enamorada, de todos los errores y de todos lo que quedan por cometer. Alvy Singer se despide de Annie Hall y sabe que es maravillosa y que la vida sin ella también y que qué putada y que qué bien.
Marijose se quedó dormida a mi lado, con la boca abierta. Yo también me quedo dormida con la boca abierta y siempre he amado pequeños desastres estéticos como ese. De repente me viene el pensamiento absurdo de que el mundo se divide entre los que se duermen con la boca abierta y los que la cierran. En boca cerrada no entran moscas y tampoco excesivas dudas, ni sueños imposibles. A mí se me cae la baba con facilidad. Marijose a mi lado era la viva imagen de un futuro sin energía nuclear.
No sé lo que digo, tampoco importa.
Y escuchamos, Alba, Marijose y yo a Regina Spektor cantando 'Us' y nos quedamos en silencio, y hablamos de la primera frase de la canción "They made a statue of us" y nos quedamos tristes por un momento y alguien habló enseguida y los violines llenaban la habitación y yo sonreí, porque ya he llorado demasiadas veces. Después escuché la voz de Zaida, en algún punto de Barcelona, y creo que las dos nos dimos cuenta de lo mucho que nos queremos, pase lo que pase o pese lo que pese.

Mañana voy a ver a Vila-Matas.
Mi madre dice que los silencios son importantes.

martes, 5 de octubre de 2010

idiotas y corazones

Antes que nada, gracias queridos anónimos o, por qué engañarnos, anónimas, por animarme a continuar con este blog. La vanidad es una glándula agradecida cuya estimulación puede crear actualizaciones más mediocres todavía pero cargadas de amor y sensación de estar cumpliendo una insigne misión por la humanidad o al menos una ocupación de media tarde absolutamente inofensiva. También hay mujeres que salen a andar y otras que siguen los coleccionables de El País.
El otro día fui a ver a Esther Tusquets y ella dijo "Siempre he jugado a ser una gran señora, o sea, una gran idiota" y yo le lancé una sonrisa atómica desde mi silla. También me siento una gran idiota la mayor parte del día, por aquello de ser hipersensible y reflexionar sobre los actos propios y ajenos, por pensar más de lo debido y sentirme responsable de mis emociones y de las que provoco.
Al  igual que a Louis Malle,a mí, a medida que me hago mayor, me interesan más los sentimientos que las ideas. Es decir, espero que entre los lectores o, por qué engañarnos, lectoras de este blog, haya más poetas que filósofas y más adolescentes emos que jóvenes promesas. El cerebro existe porque detrás, minusvalorado y eternamente en vilo, en primera línea de los conflictos y las primeras citas y el soporte de recuerdos y pérdidas, acribillado y experto en resurrecciones, confrontaciones, arrepentimientos y glorias, está el corazón. Al corazón es al que se le ocurren las cosas. Es el que pone el talento y el cerebro casi siempre la incompetencia. Yo a mi cerebro lo anestesio, como todos o, por qué engañarnos, como todas, con alcohol y lecturas y a mi corazón le saco brillo cada día y le pongo galones, que las hostias ya se las da el mundo y las mujeres.
No sé si las actualizaciones de los blogs se pueden dedicar, en el caso de que sea posible, esta es para Zaida Carmona y Marc Ferrer.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

de la incapacidad

Resuenan comentarios. El rumor se corre (siempre afortunados, los rumores. Nota mental: recordar escribir para Gabi el cuento 'El insólito caso del rumor frígido'). A este blog le falta acidez, fuerza, sarcasmo o sentido.
Pues así están las cosas. Hoy he leido al sol a Tennessee Williams y me he dado cuenta de lo que he sentido leyendo a alguien que escribe sobre la alegría, el sol del verano, la esperanza nunca agotada, los cuerpos desnudos y la estéril pero necesaria fuerza de la furia por la vida.

Acabo de comer con mis padres, la casa está llena de animales. El matrimonio es una institución insólita. Estar en cadena perpetua y enamorarte de tu carcelero, escupirle tantas veces, poder relajarte en zapatillas y con la cara lavada, mi padre protesta impunemente viendo el telediario "ya no hay ideologías auténticas" y se le deslizan las gafas, va a cumplir 77 años y es otro padre ausente, pero nunca le he oído gritar y he aprendido a quererlo destruyendo, mano a mano con el tiempo y la piedad, cada rencor adolescente.
Mi madre me pregunta 'qué escribes' y me dice 'no estarás contando tu vida' y lleva todavía puesto el delantal, mis gatos viven aquí aferrados a la calefacción central y al brillo de los ojos de esa mujer, como todas, un monumento al feminismo antiacadémico y visceral, el faro que ilumina mis días.

Y este blog sigue siendo sentimental y sin sentido, no me sale todavía más banalidad que la mia propia, aquí, en este otoño de Pamplona, donde todos hablan de huelga y de éxitos y fracasos, y yo me he comprado unas botas nuevas y sólo quiero leer otro cuento más.

lunes, 27 de septiembre de 2010

soy cursi y qué

Siempre he estado enamorada de Salinger. Esta mañana, colocando libros, abro 'Levantad, carpinteros, la viga del tejado' por cualquier página y leo: "Tenía la boca seca y la entrepierna húmeda". Me parece tan brillante que creo que esa frase debería prescribirse para decirse en una primera cita.
Se me ocurren cosas extrañas, como abrir un bar que se llame 'Catarsis' y me acuerdo ahora de la chorrada que le dije a Zaida una vez sobre una secuencia cómico-ilustrada para una peli, en la que hay un camello que se llama Godot y la prota dice en un momento dado "Estamos esperando a Godot".
Los domingos por la tarde son extremadamente crueles y es algo irreparable, aunque los pases con una chica maravillosa o aunque, de repente, el otoño brille lleno de promesas.
Pero hoy es lunes y yo he vuelto a renacer y, como siempre, es el amor el que me lleva. No tengo demasiadas certidumbres, hay heridas profundas e irreparables, la vida es un circo,a veces es sangre, otras es risa y yo soy tan pequeña como sólo lo puede ser alguien desnuda y esperanzada, que sabe que no se aprende nada, que no se olvida nada, que todo queda por hacer.

Buenas noches, os quiero, a todos los seres vulnerables y audaces del mundo

jueves, 23 de septiembre de 2010

manos

Estamos en otoño. Estoy en la librería y me da por abrir libros y leer en mitad de la librería.
Leo: "mis manos estarán siempre unidas a las tuyas". Entonces pienso en Zaida,Raquel, Julia, Marijose, Silvia, Ari, Eli, Gabi, Clara, Isabel, Edurne.
Mis amigas, que ahora estarán en alguna parte, tomándose un café y pensando todavía en la chica equivocada, cotizando por primera vez, en salas de espera, paseando por Madrid, recordando a la chica que se acaba de ir de su cama, alimentándose mal, vistiéndose bien, recordando peor, cruzando pasos de cebra y pensando algun slogan brillante para campañas mediocres, haciendo planes, diciendo que no, que este finde no salgo, y contradiciéndose como mandan los canones y la posmodernidad. El verano se ha ido y nosotras seguimos aquí.
Mis manos unidas a las suyas.
En este blog hay nombres propios, no soy muy de abstracciones, ayer hablaba de eso con Marijose, mientras veíamos Física o Química sin demasiados pudores, porque las series para adolescentes son más profundas que la vida, la vida es un after de algo siempre. Ella me dejó el jersey de su abuelo y comimos espárragos, algo fálico para variar y nos pusimos secuencias de una actriz de la que sólo estamos enamoradas nosotras, pero nuestro amor es más fiel que ninguna de nosotras, sobre todo los amores mitómanos y de andar por casa en el salón, con Laura durmiendo en su alcoba de princesa por descubrir.
Y bueno, estoy algo mareada.
Es jueves, Pamplona, y una señora compra 'El corazón es un cazador solitario' y hablamos de Carson McCullers y he puesto Madonna en la librería y es como combinar Bach con The XX, y eso sólo le sale bien a Marijose, mi angel de la esquina de al lado.

martes, 21 de septiembre de 2010

La moral y la risa de Maite

Septiembre es un mes bastante insoportable, tanto como una bollera con superioridad moral. Yo con Maite tengo debates sobre la moral que parecen sacados de 'El banquete' de Platón, en el caso de que Platón tuviera resaca y fuera un postadolescente emo. A mi novia la moral le parece fundamental, yo sé que es porque no frecuenta demasiado Barcelona.
Pero hablaba de septiembre. En septiembre en la librería yo me siento frustrada como librera y sucia como mujer. Porque tengo que vender cuadernos y libros de matemáticas en vez de los Cuentos completos de Flannery O'Connor. Y porque me atraen las y los adolescentes y eso si no es sucio, al menos es insensato. Y es que a pesar del analfabetismo estetico de la mayoría de ellos, de vez en cuando asoma un rostro de belleza abismal en vaqueros y zapatillas, con pecas y mirando al suelo de vergüenza.
Silvia me ha pedido que hable de ella, así que qué puedo decir. Ella es la persona que mejor me desconoce del mundo y esto, aunque no lo parezca, es un piropo. Porque incluso cuando se equivoca sobre mí, me gusta su manera de quererme. Ahora bebe por las tardes y se pasea por el mundo cual Bolly Fog, dejando una estela de chicas siempre por debajo de ella (y esto no es una metáfora sexual, amigas). Silvia, quiero que leas este blog siempre y quiero que la gente siga pensando que nos hemos acostado y quiero un mundo donde tú y yo sigamos enfrentadas, enamoradas y dejándonos llamadas perdidas e historias reencontradas.
Hoy tengo una fabulosa indigestión y pienso en los supermercados Eroski como símbolo del amor. Me duele la boca del estómago y el culo del cerebro. Decido no pensar, no beber tanta leche,  leer a Toltoi de una vez.
Abro un libro y leo:

"Entre el deseo de huida
y la imposibilidad de huir
la angustia contemporánea".

No sé si es de Kierkegaard o si lo he pensado yo algún sábado noche.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Perdamos la cabeza

Este es un blog de una persona que sufre insuficiencia cardiaca. No tengo ni idea sobre qué pienso escribir. No prometo ser brillante ni decir siempre la verdad. Ayer volví a ver 'Closer' y es algo que una persona enamorada no debería hacer. Por eso y porque es lunes parece que empiezo sin ganas. Pero en realidad, escribir y enamorarnos es lo único que nos queda.
Recuerdo ahora el debate que tuve el otro día con Julia sobre la diferencia entre frivolidad y superficialidad.
Siempre frívola, nunca superficial. La frivolidad es una condición esencial para las personas hipersensibles y con un curriculum amoroso complicado. La superficialidad no me interesa nada. Me aburre como una chica guapa que presume de 'pasar página'. El concepto de 'pasar página' es el Auswitch de las relaciones. El campo de concentración donde morimos algunos.
Pero hoy quería empezar con optimismo.
Si estás leyendo esto es porque eres alguna de esas personas en las que pienso alguna vez al día.
Así que lee con amor y absurdidad.
El verano fue tan imparcial que nos hizo torpes a todos por igual.
Siempre he creido en los principios. Y así, termino autocitándome.

"Soy una mujer de fuertes principios.
Y de finales de mierda"