martes, 31 de mayo de 2011

Pepinos y perros dormidos

Sigo muy de cerca la crisis del pepino español. Es inevitable considerar las implicaciones feministas y filosóficas del tema. El pepino, ese tema.
Por otro lado, todavía me recupero de la noche del sábado, en la que Silvia, Maite y yo nos erigimos en protagonistas de múltiples aventuras. Acabar la noche en una casa donde dos perros bulldog tenían una capacidad de raciocionio superior a todos los humanos allí presentes, es sin duda algo a tener en cuenta.
Parece ser que en el Primavera Sound hubo conciertos, aunque ninguno de los testimonios que he recabado pueden asegurarlo del todo. Lo que sí hubo fueron cosas de las que prefiero no hablar, entre otras cosas porque mi religión no me lo permite. Sabiendo que soy electro-agnóstica, que cada una saque sus conclusiones. Si es que existe alguien que dedique un minuto de su vida a extraer conclusiones de las cosas, claro.
A veces no te puedes ir a dormir sin fascinar a alguien.
Son pensamientos sueltos. Sueltos, ligeros de cascos.
Como estoy bastante absurda, se me ocurre que voy a improvisar un cuento, a ver qué sale:

Me hallaba sumida en unos pantalones versátiles, mitad pitillo, mitad puro, en uno de esos días en los que no sabes si ponerte a leer a Baudrillard o cagarte en su puta madre, ya que soy de las que piensan que Baudrillard tiene la culpa de todo. Me hallaba, decía, o me perdía, no lo sé, pero desde luego era martes y mis deseos de despertarme siendo finlandesa seguían sin hacerse realidad. Aunque a veces también deseaba que la realidad se hiciera ficción. Empecé a perpertrar un desayuno de autor. Consistía en hamburguesa, té con leche y brazo de gitano, que para eso soy una racista tan exquisita. Eran las 7 de la mañana y no se me había despertado el apetito todavía, normal. Le di un codazo para que reaccionara y me puse a comer con entusiasmo y cierta naúsea cosmogenética. ¿Qué haría Denzel Washington en ese preciso momento? Sé que es una incógnita que tenemos todos, pero a mí me perseguía constantemente, no la incógnita, sino él, Denzel. Habíamos sido amantes interraciales y surrealistas y él no había asimilado bien nuestra ruptura, sobre todo mis terribles declaraciones antes de dar un portazo teatral: "Te mentí cuando dije que había llorado viendo 'Grita libertad', me dormí, oh, sí, y ronqué, ronqué muchísimo".
A quien madruga, Dios le hace un corte de mangas, así que me quedaban tantas horas por delante para acabar el día, que me puse a hacer punto de cruz digital, que es una cosa que todos deberíais probar. Coser digitalmente no tiene sentido, ¿pero qué lo tiene hoy en día?

FIN

Espero que os haya gustado el cuento.
Aprovecho para saludar a mi novia, a mis amigas, al Director de la Academia de la Historia (te has lucido, chato) y a los dos perritos bulldog, Tyson y Luna.
Abajo el pepino, arriba el conejo.
Este es el final sutil y poético que todas estabáis esperando.

martes, 24 de mayo de 2011

Ha sido ésa

Digamos que Bob Dylan cumple 70 años.
Digamos que después de días radiantes se suceden días sin luz. Hoy venía en bici mirando las nubes. Recuerdo que en Biarritz encontré una con forma de cocodrilo.
En la librería empecé ayer a leer 'El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia', que me parece un título maravilloso, partiendo de su esencia cursi. Lo escribe Patricio Pron, uno de los escritores jóvenes que más me gusta. Le gusta poner títulos largos. El anterior era 'El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan'. Yo pensaba abrazar por ese título a Patricio, que iba a venir a la librería dentro de las charlas y ciclos que hacemos cada año, pero en el último momento se puso enfermo y no vino. Así que soy La Chica que Casi Conoció a Patricio Pron.
Anoche tuve una charla antes de dormir con Silvia. En un momento dado nos pusimos a hablar de mi exnovia. Me di cuenta de cómo el tiempo ha ido convirtiendo mi dolor en un órgano propio que yo conozco y no conozco. Como conozco y no conozco mi páncreas. Dentro de mí no le tengo miedo. Recordé, no sé por qué, los dedos de sus pies y en cómo los amaba, eran tan feos, eran preciosos. Pensé en el paso del tiempo y qué es lo que no quiero en mi vida. Pensé en quién soy y cuando estaba a punto de llegar a unas cotas de indagación filosófica y de revelaciones audaces, decidí dormir. Lo decidí. Leí algunos poemas de Anne Sexton y volví a leer la carta que Maite me escribió el domingo, antes de ir a votar. Miré al techo, en la calle un borracho gritó "que os jodan a todos" y sonreí.
 El sábado me cagó una paloma en la cabeza. Nunca me había pasado. Tú te reías y yo me puse roja, buscando una explicación. Una señora que podía ser rumana, rusa o brillante, señaló a una paloma que comía pan en la acera y dijo "Ha sido ésa". Y añadió "Eso, buena suerte. Tú comprar lotería". Yo sólo podía decir "Pero si soy la única que defiende a las palomas. Y encima me cagan. Seres traicioneros, bolleras". Mereció la pena tu risa a mis espaldas subiendo las escaleras.

Si el PP pide elecciones anticipadas, yo pido erecciones postergadas.

Acaba de llegar Marijose, despeinada, en visita-sorpresa matutina.
Así que me despido para rendirle honores.

Y citando a Julia: Lo malo de los martes, es que duran todo el día.


viernes, 20 de mayo de 2011

Centro de gravedad permanente

Hace calor y cultivo pensamientos profundos. Como por ejemplo: a pesar de que veo a Paz Vega en todos los anuncios y fotos y eventos del mundo, creo que esta tia hace siglos que no hace cine, no? ¿Alguien llama a Paz Vega para una peli? ¿Es posible que su marido se llame Orson?
Escuchamos en la librería el disco de Espanto, el de The Kills, Javiera Mena y Vivian Girls. También pongo Franco Battiato y tengo una discusión con un chico. Yo defiendo a Battiato y 'Centro de gravedad permanente' es una canción absolutamente maravillosa.
El concepto de osadía.
El concepto de aristocracia emocional.
La gente que no sonríe en los bares.
Mini cuento: Ella tenía una confianza ciega en su novia. Pero cuando estaba sobria....FIN
En 'La montaña mágica', el protagonista asiste a una conferencia titulada 'El amor como fuerza patógena'.
Pienso continuamente en ti.
Ayer vi 'En un mundo mejor'. Me gustan muchísimo las pelis de Susanne Bier. Estábamos tres personas en el cine. No superamos aquella vez en la que estábamos sólo dos parejas y la otra eran una primera exnovia y su novio. Me encanta el sentido del humor malévolo del azar en una ciudad de provincias.
Los Planetas cantan "no será peor de lo que era, seguro que es mejor".
Hay declaraciones de amor que ya no me apetece hacer, creo que tengo crédito en algunas relaciones.
Lea Seydoux, nuestra nueva musa.
Mi hermana me anima a escribir. Yo le animo a enseñarnos algo a todas. No, no sé si todas valemos tanto la pena como ella.
Una comedia romántica-neurótica sobre chicas. Un bollevil.
Me siento guapa. De pie también.
Mi abuela no quiere votar en las elecciones. Le digo que lo haga por mí, y en realidad, yo todavía no he decidido mi voto. Ella dice que a la mierda. Yo me río.
Hacer coladas usando suavizante pensando que era detergente y suavizante, aparte. Redundancia de suavizante en mi ropa. Suave, todo suave, pero sucio, todo sucio. Suave y sucio, así sería un buen polvo, ahora que lo pienso. Mi madre me deslegitima como ama de casa, yo protesto, protesta no admitida. Las madres, rehenes del asombro.

Mi centro de gravedad permanente. Tú.

martes, 17 de mayo de 2011

Laura

Lo nuestro fue desamor a primera vista. Tuvimos una gran química desde el principio, muchas sustancias alrededor, sí. Estábamos en desacuerdo en todo y casi me echas de tu casa. Y eso que siempre me he tenido por una gran invitada, de las que se comen las croquetas y el coño de sus anfitrionas.
En todo caso, todo gran amor empieza por un gran desencuentro. Qué me van a contar a mí, que ahora estoy felizmente comprometida, supermetida, con mi enemiga ancestral de Pamplona.
Laura, cómo hablar de Laura sin hablar de la tendencia al caos y a la realización de videoclips feministas underground. La manera en la que te peinas el pelo hacia atrás cuando sales de la ducha. Esa risa escandalosamente perfecta. Tu vocación de fidelidad chocando con una realidad llena de chicas guapas. Un corazón cortocircuitado por tu generación degenerada, las múltiples pantallas de las redes sociales echando humo y azufre, añadiría yo, y tú, ahí, en realidad una chica de pueblo, como yo, que se desconcierta fácil y que es de una ingenuidad amorosa de preescolar.
Ahora hay pocas mujeres con las que tenga tantas cosas en común como contigo. Afortunadamente, ninguna de esas cosas es una exnovia. Consideramos ambas que Stereo Total son EL GRUPO. Tolstoi un abuelo al que leer obligatoriamente. El lesbianismo, una forma extraña de sentido del humor de Dios. Los festivales de música, un campo de concentración de modernos, una gigantesca excusa argumental. Bueno, esto no sé si tú también lo piensas. Las madres, una explosiva mezcla de sabiduría e ignorancia. Deberíamos inspirarnos en nuestras madres heterosexuales y en nuestros padres ausentes para crear una nueva dinámica amorosa o para desarrollar nuevas patologías o tal vez para aprender a descongelar el frigorífico (y con eso, la alusión a cierta pelirroja es más que evidente).
Tienes la tendencia a descubrir a las mujeres de tu vida en el momento exacto en el que se alejan. Qué mal llevamos el abandono. Y con eso me refiero también a la falta de depilación. Siempre hablamos de amor. Tienes muchas ganas de ser feliz, me consta. Dejemos que ellas se den cuenta de que somos maravillosas. Eres maravillosa. Te vistes de Inditex y parece que vas de Prada. Compaginas multiempleos con bastante naturalidad, el trastorno de personalidad lo traemos de serie. Y hablando de series, tu vida es una serie brillante. Infinidad de rosas. Tenemos tantos libros por leer como libros por publicar, si no fuera por nuestra tendencia a la inconstancia y a vivir. Vivir imposibilita el arte, qué le vamos a hacer.
Eres la mujer de la nueva era. Y tú sabes de qué era te estoy hablando.
Vente a provincias a desintoxicarte de ti, vamos a comer espárragos y a citar a Diane Keaton hablando del órgano sexual masculino. Tengamos la fiesta en paz, la guerra para las demas. 

Te quiero.

Los problemas cotidianos se comen a los existenciales.
Mi consejo de hoy: haz la declaración de la renta y verás qué pronto el conflicto amoroso se diluye cual azúcar en el té.



jueves, 12 de mayo de 2011

Resistencia

Estoy de vacaciones. Hago un alto para hablar de la felicidad. Esta mañana leía una entrevista que Nacho Vegas se hace a sí mismo en la que responde acerca del sentido de hacer canciones. Y se responde diciendo que son una forma de resistencia. Pienso que el amor también es una forma de resistencia. Resistencia frente al mundo, frente a nuestras propias cabezas que van a la velocidad de la luz, arruinando a a veces nuestra posibilidad.
En Francia, en aquellas playas de belleza intolerable, borracha de luz, viéndote a lo lejos pegándote al mar, mientras yo leía y te miraba, entendí alguna cosa esencial sobre la vida, algo que ni siquiera soy capaz de articular con precisión. Nos mirábamos de vez en cuando, atónitas de lo fácil que puede ser en realidad. Nosotras, reivindicadas como intensas y cansadas de correr hacia delante, encontramos ahora la posibilidad de una isla. Tuya y mia. Leí en la playa algo que te comenté días más tarde, porque en ese momento lo guardé para mí: "La felicidad consiste en vivir por debajo de tus posibilidades".
Y por detrás de una frase que puede parecer de libro de autoayuda, entendí, entendí que era absolutamente cierto y recordé tantos años de mi vida esforzándome por una vida que fuera cinematográfica, absoluta y con todos los ingredientes literarios, viviendo las historias de amor al límite de su periferia, soñando sueños de otros y malogrando mi alegría.
No sé si todo esto le sirve de algo a alguien, quizás soy más interesante a ojos de un lector abstracto cuando hablo desde la duda y cuando me escondo hablando de las mujeres de mi vida.
Sólo sé que es jueves, que escribo con mi abuela al lado, hoy lleva una blusa de seda de color aguamarina (nunca pensé que sería capaz de nombrar algo como aguamarina, pero vengo del mar y la blusa de mi abuela me recuerda al mar en las costas francesas) y miramos un concurso en la tele y ella se sabe las respuestas y yo critico al presentador y a los concursantes porque desde que Ainara dejó la tele, pienso que la gente inteligente nunca va a los concursos y, en fin, soy feliz.
 Resisto.
Aquí y ahora.

jueves, 5 de mayo de 2011

Sinceramente, es mentira

Ayer íbamos en el coche escuchando a los Beach Boys, porque a mí a veces me dan puntos raros. Había estado rescatando discos viejos de casa de mis padres. Y de repente me encuentro con la maravillosa canción 'Still cruising' y me la tomo, quisieran ellos o no, como un himno al cancaneo, al cruising más salvaje. Espero que Marc y Zaida la adopten como himno antes de salir de su pisito un viernes noche.
"Come on let's cruise, got nothing to lose".
Temazo.

Por la noche vimos en la tele 'Río bravo' una película que me sé casi de memoria. El abuelo de Maite sólo ve westerns, una y otra vez. Esta película es  sobre los perdedores como forma de victoria, tiene unos diálogos brillantes, se nota que Howard Hawks pone un poco de sus maravillosas comedias románticas aquí, en el oeste. Y, joder, Angie Dickinson. Maite se durmió y yo la desperté para hacerle la ola a Angie en todas sus secuencias. Creo que no he visto en mi vida a una mujer más guapa que ella en esta peli. Qué pena que su personaje, una jugadora profesional, sin casa y sin rumbo que se enamora del sheriff (John Wayne) y lleva la iniciativa sexual todo el rato, acabe haciendo un discurso sobre la necesidad de un hombre que te ponga un burka por amor. Pero Angie, Angie, Angie, te adoro.

Estaba ojeando esta mañana un catálogo de Anagrama con las próximas novedades y me he encontrado un título que me ha hecho pensar en Silvia, que anda estos días muy preocupada con la moral y la necesidad de la verdad, asunto que aparentemente no entra en contradicción con sus tendencias lésbicas. El libro se titula 'El arte de no decir la verdad'. Una vez yo ironicé sobre todo esto y escribí la frase "Sinceramente, es mentira".

Si una embarazada habla de sí misma...¿es autobombo?

Camisetas nuevas, mejillones al vapor, la próxima superproducción fílmica de Zaida Carmona, Obama dando lecciones de democracia a golpe de tiro en la cabeza, hablando de poesía en la librería con un señor que se llama Emiliano, dos litros y medio de agua al día con sus repercursiones en mis nervios, descubro un autor nuevo esta mañana y me encanta el empezar de su novela "Recuerdo haberme masturbado una vez pensando en mí mismo y no haber obtenido placer alguno", estoy pensando en escribir un libro de recetas con el título 'Alimentando el ego' y que vaya dirigido a analfabetas que van de interesantes, Laura Dronda está guapísima después de su pasión turca, un niño de 11 años me acaba de pedir un libro de Ricky Gervais, no entiendo nada,  pasa la tarde, no sé por qué me viene a la cabeza la imagen de Kiko Veneno cuando hacía de Frankenstein en 'La bola de cristal', lo adoraba, me gustaría pasar una noche loca con todas mis amigas en el hotel de Julia, en plan rockstar con caprichos obscenos en las habitaciones, Mayo es un mes esperanzador, raro y el mes en el que me enamoré por primera vez, me pregunto dónde estará Aurora ahora mismo, seguramente en un clima tropical, con la mujer que susurra al oído de los elefantes.

La revolución es quedarte quieta exactamente donde quieres estar.

martes, 3 de mayo de 2011

Marijose

Me acuerdo de aquella primera cita que tuvimos en aquella terraza de Yamaguchi. Hacía sol y yo iba de chica guapa. En realidad era una gilipollas desorientada a la que habían abandonado y  había metido todas sus cosas, sus dos gatos y los restos del naufragio en una furgoneta alquilada por mi hermana, que había venido en mi rescate. En aquella conversación ya encontramos las conexiones inevitablemente paródicas del lesbianismo globalizado. Hablamos de libros, de chicas, de nuestra ciudad. Querías ser médico. Yo quería ser feliz. Dos objetivos igualmente dificiles en el siglo XXI.
Han pasado tres años y me encanta sentarme contigo y hablar, mirarnos, decir tonterías, me aguantas todas mis reflexiones y mis irreflexiones. Vimos a Nacho Vegas en una noche absolutamente inspirada. Nunca pasamos una noche juntas y cuántas noches hemos pasado juntas. Nos hemos regalado tantos libros con las dedicatorias más neorrománticas. Una vez me hiciste llorar con una carta. Cada una de aquellas palabras, las recuerdo, pienso en ellas a menudo. Hemos ido al cine, nos hemos emborrachado, casi siempre tú me has visto llorar y me has consolado. Yo todavía no te he visto llorar, aunque ayer te brillaban los ojos. Eres tan absolutamente hermosa.
A veces vamos en bici y te juro que soy consciente de lo bien que me siento contigo. Y pedaleo y miro atrás y tu bici verde me tranquiliza. Soy una inestable. Pero te hago reir. Creo que no he conocido a nadie como tú, una vez ya escribí sobre ti en aquel fotolog que hacía para Zaida y aquella vez me di cuenta de que sólo a ti no podía caricaturizarte. Haces las cosas bien. Haces las cosas tan bien.
Nos enfrentamos a un tercer verano. Pamplona es una ciudad que nosotras comprendemos a la perfección y que es del tamaño justo de nuestros sueños. No necesitamos cosmópolis. Vienes a verme a la librería y hablamos de Susan Sontag, Patricia Highsmith y otras bolleras del montón. Es como un cotilleo ilustrado.
No tenemos facebook, ni falta que nos hace. Somos vecinas y hay noches que a mí me tranquiliza saber que duermes a la vuelta de la esquina. Las escaleras de tu casa, las maldigo cada vez. Tenemos todos los planes del mundo pendientes, hasta los imposibles.

Nefrología. Tú y yo sabemos qué significa. Hoy el cielo está nublado y pienso en ti.
Eres lo mejor que me ha pasado en esta pequeña ciudad impecable.
Tu corazón tiene una dimensión sobrenatural, que yo no alcanzo a comprender. Seguramente porque no tengo reflejos. Intento aprender, intento aprender de ti.
Espero verte esta tarde.
Me viene a la cabeza tu imagen de anoche, empujando el arroz con ese trozo metálico de la cocacola. No sé cómo se llama. A veces no se les pone nombre a las cosas pequeñas. Yo a lo nuestro, lo llamo amor.

"Gloriosa ingenuidad del amor a los treinta
aunque en verdad
no cuenta la edad sino la postura al caer".