martes, 25 de enero de 2011

modernidad y furia

Alguien ha llegado a este blog tecleando "follar con la funcionaria de correos". Me parece un buen título para una película de autor. La historia de un tipo obsesionado con la cartera, que pasa sus jornadas solitarias escuchando 'La pasión según San Mateo' de Bach y teniendo fantasías sexuales entre sacos de cartas, los dos poniéndose sellos con sus salivas mutuas, una espiral de polvos y giros postales, orgasmos certificados.

Los grandes problemas que atenazan al ser humano: ¿qué mente diabólica inventó las galletitas saladas? ¿Es obligatorio viajar en tren con un niño hiperactivo al lado? ¿lo incluyen en el billete? ¿por qué se llama culturista a alguien que se dedica a machacarr sus músculos a costa de sus neuronas? Ahí va un culturista, un humanista de los anabolizantes. Y para cerrar estas agudas reflexiones: ¿qué es peor? ¿la ignorancia o la indiferencia? Yo, como toda posmoderna, contesto: NI LO SÉ, NI ME IMPORTA.

Hablando de modernas, el otro día me compré un jersey de segunda mano y de primer precio y me creí muy guay, hasta que mi hermana me miró con su sabiduría casi taoísta y me dijo: ¿Qué haces con un jersey que parece sacado de Callejeros? Cada vez más, es difícil distinguir a un indigente de un moderno. De hecho, los modernos son indigentes que, como en la vieja burguesía, ante todo, apariencia.

Recomiendo a toda aquella persona, lesbiana o interno psiquiátrico, que cuando atraviese un momento de extrema melancolía, coja su bici o patín de ruedas y ponga en su mp3 "Your arms around me" de Jens Lekman. Viniendo a la librería por la tarde, he sido feliz esuchándola y pensando que el amor es una receta sencilla que se intenta elaborar con demasiada complicación. Como hacer huevos fritos con un cuchillo. O ponerse el delantal para abrir un bote de espárragos. No sé. Especulo. Pero la canción es un rayo de sol directo a mi futuro y a mis carencias, para hacerlas desaparecer por un momento.

Mañana viajo a Barcelona.
Hay un poema de John Ashbery que dice algo así como "en estos momentos alguien viaja furiosamente hacia ti".
Julia, Zaida, Ari, Laura, Marc, Mariona, Balbina.
Viajo furiosamente hacia vosotros.

lunes, 17 de enero de 2011

autoayuda

Esta noche he soñado que Gabi era escultora. Una escultora de las que gustan en Arco, vanguardista y molona. Estábamos en su estudio y había una escultura muy extraña, una superficie grande de la que salían hombrecitos trajeados. Y yo me empeñaba en comprarla y creo que me fascinaba y me daba rabia el talento de Gabi. No recuerdo más del sueño, pero lo cuento porque últimamente creo que los sueños nos vinculan no sólo con nuestro subconsciente sino con personas que piensan en nosotros. Porque al llegar a la librería me espera un mail de Gabi, que me escribe una de las cosas más bonitas que me han dicho en mi vida, una de ésas que subrayaría si la leyera en una novela: "Contigo mi vida era inevitablemente más poética".
Sólo puedo decirte gracias, sólo puedo decirte que te quiero y te diré más cosas en un mail. Creo que eres la persona más luminosa que he querido.
Mi hermana, por cierto, sueña últimamente con números de lotería. Haznos millonarios, Ainhoa. Eso de que el dinero no da la felicidad, es la gran falacia que nos han vendido los ricos para que nos conformemos. Falacia me suena a felación. Recordad que tengo un talento desconocido para la felación. Es el tipo de tonterias que suelo decir si se me encuentra de after, cosa que ya no sucede casi nunca, salvo que viaje a Barcelona donde viven en un perpetuo estado de fiesta trágica y circense.

Pasar un domingo sola me hizo confrontarme con cosas insoportables como la limpieza del baño, el sentido de la vida, la depilación. Acabé tres libros. Ignoré el teléfono. Por la mañana puse a Fred Astaire, que canta con una elegancia que da ganas de deshacer la cama. 

Una chica con pinta de neurótica, profundamente despeinada, se me acerca y me dice "Vengo a recoger un libro de autoayuda". La miro sonriendo, admirando su naturalidad. Ayer Julia me dijo que la chica que le gusta "tiene una naturalidad perfecta", algo que también subrayaría en un libro. Hablemos como los libros y que los libros hablen de nosotros. Por cierto, me leí en 2 horas 'El antólogo', una novela rara y preciosa de un tipo que prepara una antología poética sobre poetas que usan la rima, y se atasca con la introducción y su chica le deja, y nos habla de poesía todo el tiempo y de cosas que pasan todos los días, de la frustración y el deseo, el sol entrando por la ventana. Y tiene un perro. Todo el que tenga perro, sea persona, personaje o ambos, merece mi amor.

El libro de autoayuda que venía a recoger esa chica es '¿Por qué temo decirte quién soy? Sobre autoconocimiento, maduración personal y comunicación interpersonal'. Todos los títulos de autoyuda me parecen humorísticos, algunos incluso brillantes como 'Discapacidad intelectual en la empresa', 'Autoestima en 10 días' o 'No hay mallas para un gordo'.

Es posible que Zaida y yo veamos esta noche 'El barco', porque todas las series adolescentes y estúpidas son para nosotras. A mí Blanca Suárez me parece sencillamente maravillosa.

Hablo de banalidades porque hoy no me apetece hablar de lo importante.

No acabo de admirar a las mujeres discretas.
Pero me gustaría.

Los lunes me siento más de provincias que nunca.

Me gustan muchísimo los mapaches y posiblemente soy una inestable. 

jueves, 13 de enero de 2011

silencio y amor

Leyendo 'En Grand Central Station me senté y lloré' comprendo muchas cosas que ya sabía, las reconozco. Y la gran literatura es la que te situa frente al espejo de lo que somos, de la vulnerable y oscura condición humana. Leo y sé, porque ella también soy yo. Gracias a Violeta por haber sido entusiasta al hablarme de este libro.

El otro día escribí que la realidad es una sustancia que yo no consumo sin amor, no me sienta bien.
Y Elizabeth Smart dice "se me acusa de silencio y de amor". Maite veía 'El exorcista' y yo leía y luego hablaba con Laura y con Zaida, trazando teorías sobre las relaciones, la inestabilidad y sobre el extraño comportamiento amoroso en el siglo XXI, donde mostrarse fría es un valor y hay que proclamar constantemente un estado de independencia emocional, igual que un nacionalismo barato y populista.
Y esta mañana, Julia, que está a punto de enamorarse locamente, me decía que la chica que le gusta le había pedido que reconstruyeran su historia. "Entonces es que está enamorada", he sentenciado yo, que considero la mayor prueba de amor la necesidad de hacer literatura, de generar ficción, de contarnos la extraña realidad que generan los impulsos de la sangre. Y entonces pienso en un momento de este verano, viendo la final del mundial de fútbol en un bar de Atenas, con Eli y Raquel, contándome a mí misma y al incauto que quisiera oirme, la historia que yo ya había empezado a vivir. 
No hay amor sin palabras y quien desconfíe de las palabras debería masturbarse en silencio. Las palabras no son nuestras enemigas, abramos las piernas de nuestras novias como quien abre libros.

En otro desorden de cosas, ayer por la tarde en la librería estuve hablando con una mujer sobre Arcimboldo. Buscamos libros sobre él y las dos nos emocionamos pensando en un señor que en el siglo XVI pintaba retratos hechos de piezas de frutas.

Ayer pusieron en Antena 3 la delicada película de época 'La ramera errante'. Esto es verídico y lo mejor fue ver el anuncio de la peli la noche anterior, con el tipo de voz profunda y entusiasta diciendo el título de la peli como quien anuncia un concurso para toda la familia. La ramera errante, puedo imaginármela sucia, despeinada y lujuriosa, pariendo hijos bastardos y follando dignamente con señoritos amanerados de buena familia, bebiendo por las noches y con las enaguas rotas. La ramera errante somos todas.

Hoy Pamplona ha amanecido hundida en una niebla espesa. Maite ha dicho "estos días también tienen su punto" y yo he añadido que si seguimos sin ver el sol nos haremos funcionarias o escandinavas, utilizaremos correctamente los cubiertos del pescado y no haremos llamadas después de medianoche. La niebla es tan bella que me podría convertir en una depresiva entusiasta que desayuna prozac y fantasmas.
Y la niebla me recuerda que se acercan las nominaciones a los Premios Boya 2010 (atentas todas, queridas, porque todas tendréis vuestra nominación o premio, según como hayáis sido de psicóticas, románticas o paródicas; el año pasado Zaida Carmona y yo arrasamos, con 16 y 11 nominaciones respectivamente), y que Silvia Rodriguez sugirió que todas deberíamos estar nominadas por la película de nuestras noches de fiesta y otras desesperaciones 'Gorilas en la niebla'. O quizás se refería a las chicas poco sutiles en sus maniobras de apareamiento. O eso es cosa mia. En todo caso, os mantendremos informadas de los premios. La categoría que está ya bastante clara y definida es, sin duda, la de Bollera Revelación con los siguientes nominados:
Mariona Gorgorió, Alba Flores y Marc Ferrer.

Me despido como siempre incorrecta y enamorada de todas las que me leéis y fingís entenderme.
Mejor fingir empatía que orgasmos.

Buenos días.

viernes, 7 de enero de 2011

por la tarde, en el mundo

Paso la tarde mirando los inquietantes grabados de Max Ernst.
Leyendo cosas como "Se aumentará con coladas hirvientes el encanto de los transportes y de las heridas en silencio".
Pensando en si la vida en realmente un ciclo permanente de expectativas y decepciones.
La alegría de la huerta. Qué expresión. Me hace gracia.
Nunca lo he confesado hasta ahora, pero no acabo de fascinarme con Beach House. Lo intento porque les gusta a mis amigas y a la Rockdelux. Pero no acabo, no acabo. La languidez me molesta, supongo. La languidez es algo muy diferente a la tristeza. 
Hoy he conocido a la madre de mi novia. Es un angel. Su sonrisa, esa sonrisa triste e irónica que tienen todas las madres. Los mismos ojos de ella. Es una mujer fina y a mí me gustan las mujeres finas, que se mueven sin hacer ruido. Creo que podría quererla rápidamente.
"Y las mujeres volcánicas elevan y agitan, con aire amenazador, la parte posterior de sus cuerpos".
Qué hacemos con el amor.
Todos los libros que tengo abiertos, empezados, todos ellos me retienen todavía aquí. Son anclas. Cada vez que termino alguno, pierdo algo y me hago más profunda. He vuelto a llorar leyendo a Coetzee.
"Ningún objeto detendrá esa sonrisa pasajera que acompaña los crímenes de un sexo hacia el otro".
¿Hay algo en la vida que sea imperdonable?
Hace tiempo que no me compro ropa. Pienso en ello a menudo. Pero no me siento capacitada para entrar en un establecimiento Inditex ahora mismo.
 Tengo un mensaje importante para Zaida Carmona: Eres maravillosa. Absolutamente maravillosa. Y pronto será nuestro cumpleaños.
Estoy un poco seria, sí. La vida es un asunto absurdamente serio. Veo fotos de todos los miembros de Take That con barriga en la Cuore. Hay que perderles el respeto a los sueños adolescentes. Estoy hasta el coño de rendir culto a las oportunidades perdidas. Rindamos culto a los intentos.
Soy una perdedora de culto.

Ayer alguien me dijo "Eres mi regalo de reyes". Algo tiene sentido todavía.

"La verdad seguirá siendo sencilla y ruedas gigantescas surcarán las olas amargas".

lunes, 3 de enero de 2011

cerca del corazón salvaje

Había tres mujeres fascinantes sentadas a la mesa conmigo. Una de ellas puso Frank Sinatra cuando nos sentamos. Yo todavía llevaba puesto el delantal, uno verde que me regaló mi madre. Bebíamos vino blanco, cerveza y supongo que no éramos conscientes de que el año se iba irremediablemente hacia el pasado. Yo no dejaba de pensar en que era feliz y en que debía recordarlo, porque la felicidad es un ejercicio y un suspiro, algo que flota en el aire y después se va. La casa, tan pequeña, se llenaba de deseos y de sueños, fuimos cenando entre risas y mis libros amontonados nos miraban desde la otra mesa, recuerdo que vi asomarse uno que guarda un poema que dice "Tú eres un buen momento para morirme". Porque quizás habría que morirse en un momento así, pequeño, feliz, en fin de año, mirando al amor de frente.
Nos fuimos emborrachando, yo no tolero bien el vino ni la nostalgia, teníamos las uvas preparadas para no atragantarnos y tres mujeres de esas que excitan la imaginación de personas con poca imaginación nos iban contando todo eso de los cuartos y las campanadas con sus escotes de vértigo y sus sonrisas eternas. Uvas de Mickey Mouse para niñas mayores. A las 12 y un minuto yo todavía estaba paralizada por algo extraño, conmovedor y puede que irreal. Besos, abrazos, teléfonos sonando, le dije 'te quiero' a mi padre, no era capaz de encontrar la canción adecuada, me exalté e hice literatura del momento que estábamos viviendo, del momento que estabámos bebiendo. La mujer número uno, pequeña, con sus ojos orientales, despeinada, manteniendo la calma por encima de sus nervios y sus sentimientos siempre alterados, sólidos, sus pequeños dedos, con mi corazón dentro del suyo, sus pantalones nuevos. La mujer número dos, con un peinado más allá del expresionismo, su ceceo adorable, su sentido práctico de la vida, su absoluta empatía, las piernas tan largas, se vistió de dandy para la cena,  pequeñas pecas en la cara en las que no me había fijado hasta entonces, sus palabras suelen ser exactas, aunque diga muchas tonterías, como yo. La mujer número tres, un angel intelectual y bondadoso, con la mirada más limpia que he visto en mucho tiempo, midiendo los silencios, exquisita y serena, con una asombrosa sabiduría postadolescente. Y yo.
La pequeña ciudad se disfrazaba, la noche se preparaba para otro carnaval humano, un año nuevo y virgen por delante, con los propósitos del mañana y las mismas resacas del ayer. Me dormí muy tarde, recordando el sms que me envió Marc, las camas en paralelo, sin guión, todavía olía a queroseno.
La vida como una partida de ping pong pospuesta, en tablas, sin derrotas ni victorias.
Debería ser así.
El día 1 me pareció necesario despertarnos con 'El hombre que casi conoció a Michi Panero".
Entraba el sol por la ventana de la cocina.

(Gracias Ari, Mariona, Maite)