viernes, 7 de enero de 2011

por la tarde, en el mundo

Paso la tarde mirando los inquietantes grabados de Max Ernst.
Leyendo cosas como "Se aumentará con coladas hirvientes el encanto de los transportes y de las heridas en silencio".
Pensando en si la vida en realmente un ciclo permanente de expectativas y decepciones.
La alegría de la huerta. Qué expresión. Me hace gracia.
Nunca lo he confesado hasta ahora, pero no acabo de fascinarme con Beach House. Lo intento porque les gusta a mis amigas y a la Rockdelux. Pero no acabo, no acabo. La languidez me molesta, supongo. La languidez es algo muy diferente a la tristeza. 
Hoy he conocido a la madre de mi novia. Es un angel. Su sonrisa, esa sonrisa triste e irónica que tienen todas las madres. Los mismos ojos de ella. Es una mujer fina y a mí me gustan las mujeres finas, que se mueven sin hacer ruido. Creo que podría quererla rápidamente.
"Y las mujeres volcánicas elevan y agitan, con aire amenazador, la parte posterior de sus cuerpos".
Qué hacemos con el amor.
Todos los libros que tengo abiertos, empezados, todos ellos me retienen todavía aquí. Son anclas. Cada vez que termino alguno, pierdo algo y me hago más profunda. He vuelto a llorar leyendo a Coetzee.
"Ningún objeto detendrá esa sonrisa pasajera que acompaña los crímenes de un sexo hacia el otro".
¿Hay algo en la vida que sea imperdonable?
Hace tiempo que no me compro ropa. Pienso en ello a menudo. Pero no me siento capacitada para entrar en un establecimiento Inditex ahora mismo.
 Tengo un mensaje importante para Zaida Carmona: Eres maravillosa. Absolutamente maravillosa. Y pronto será nuestro cumpleaños.
Estoy un poco seria, sí. La vida es un asunto absurdamente serio. Veo fotos de todos los miembros de Take That con barriga en la Cuore. Hay que perderles el respeto a los sueños adolescentes. Estoy hasta el coño de rendir culto a las oportunidades perdidas. Rindamos culto a los intentos.
Soy una perdedora de culto.

Ayer alguien me dijo "Eres mi regalo de reyes". Algo tiene sentido todavía.

"La verdad seguirá siendo sencilla y ruedas gigantescas surcarán las olas amargas".

5 comentarios:

  1. esto es precioso, como siempre.
    y yo te quiero.

    ResponderEliminar
  2. mi regalo de reyes y mi dosmilonce.

    cómo no adorarte.
    eh?


    J.

    ResponderEliminar
  3. ponte ese jersei, es nuevo, nuevo para ti, claro.

    Ari.

    ResponderEliminar
  4. Por fin te leo, y lo que veo es literatura:

    "La casa, tan pequeña, se llenaba de deseos y de sueños, fuimos cenando entre risas y mis libros amontonados nos miraban desde la otra mesa, recuerdo que vi asomarse uno que guarda un poema que dice "Tú eres un buen momento para morirme". Porque quizás habría que morirse en un momento así, pequeño, feliz, en fin de año, mirando al amor de frente.
    Nos fuimos emborrachando, yo no tolero bien el vino ni la nostalgia, teníamos las uvas preparadas para no atragantarnos y tres mujeres de esas que excitan la imaginación de personas con poca imaginación nos iban contando todo eso de los cuartos y las campanadas con sus escotes de vértigo y sus sonrisas eternas. Uvas de Mickey Mouse para niñas mayores. A las 12 y un minuto yo todavía estaba paralizada por algo extraño, conmovedor y puede que irreal. Besos, abrazos, teléfonos sonando, le dije 'te quiero' a mi padre, no era capaz de encontrar la canción adecuada, me exalté e hice literatura del momento que estábamos viviendo, del momento que estabámos bebiendo. La mujer número uno, pequeña, con sus ojos orientales, despeinada, manteniendo la calma por encima de sus nervios y sus sentimientos siempre alterados, sólidos, sus pequeños dedos, con mi corazón dentro del suyo, sus pantalones nuevos. La mujer número dos, con un peinado más allá del expresionismo, su ceceo adorable, su sentido práctico de la vida, su absoluta empatía, las piernas tan largas, se vistió de dandy para la cena, pequeñas pecas en la cara en las que no me había fijado hasta entonces, sus palabras suelen ser exactas, aunque diga muchas tonterías, como yo. La mujer número tres, un angel intelectual y bondadoso, con la mirada más limpia que he visto en mucho tiempo, midiendo los silencios, exquisita y serena, con una asombrosa sabiduría postadolescente. Y yo.
    La pequeña ciudad se disfrazaba, la noche se preparaba para otro carnaval humano, un año nuevo y virgen por delante, con los propósitos del mañana y las mismas resacas del ayer. Me dormí muy tarde, recordando el sms que me envió Marc, las camas en paralelo, sin guión, todavía olía a queroseno.
    La vida como una partida de ping pong pospuesta, en tablas, sin derrotas ni victorias.
    Debería ser así.
    El día 1 me pareció necesario despertarnos con 'El hombre que casi conoció a Michi Panero".
    Entraba el sol por la ventana de la cocina."

    Estos párrafos me han transportado a una buena película en blanco y negro con jovencitos franceses vestidos de adultos hablando como bándalos. Me ha arrebatado, me parece increíblemente maravilloso y no entiendo cómo no lo has convertido en el capítulo ocho, una octava, que, después del unísono, es el intervalo más simple de la música. Lo simple, lo sencillo.

    "La verdad seguirá siendo sencilla y ruedas gigantescas surcarán las olas amargas".

    Quizás la sencillez es todo lo que nos perdemos cuando nos ponemos tan serias. Yo ya sabes que a veces desaparezco, pero desde la distancia y el estrés nos miro y nos veo leyendo un periódico derechista al revés, fumando puros e imitando el acento de Gloria Fuertes mientras intentamos abarcar todos los temas trascendentales que siempre queremos tratar de entender como escritoras nobeles (que fuman Nobel). El amor, el desamor, la muerte, la familia, los usos de la energía nuclear, la música indie, el lesbianismo crónico, el alcoholismo terminal.

    Bueno, que sepas que he vuelto. Y te espero en el noveno escalón, a la espera de que subas.

    Como diría yo misma:

    -¡No llegamos,
    no llegamos
    y el Santo Parto ha venido!


    * * *


    Gracias por seguir escribiendo - supongo que eso es lo que pensamos todas tus lectoras y Marc. Yo actualizaré mi bloj en tu honor, porque me acaba de llegar un esemese revelador.

    ResponderEliminar
  5. Esa última frase es inmejorable. Y esta mañana, entre delirios febriles y vomiteratura (mi género preferido), he rescatado del libro otras dos:
    "En la ceguera de los carreteros hallaremos el gérmen de muy preciosas visiones"
    y

    "Más poderosa que los volcanes, ligera y aislada: Turbación, hermana mía, la mujer 100 cabezas"
    N, un ancla mía.

    ResponderEliminar