miércoles, 27 de julio de 2011

Por lo que tiene de romántico

Miércoles.
Atiendo a gente. Pero no atiendo a razones. Corazón empecinado. Tengo que leer a Ezra Pound.

1989, cae el Muro de Berlín.
Espero impaciente, en 2011, la caída del Muro de Facebook.

Siglo XIX, surge una nueva época, El Romanticismo.
Espero impaciente, en el Siglo XXI, el resurgir del Romanticismo.

Cosas que me parece románticas, sin orden jerárquico:

-Que me traigan un vaso de leche a la cama
-Leer el periódico con mi novia.
-Viajar en coche, escuchando canciones desordenadas.
-Una chica recién salida de la ducha, con el pelo mojado y completamente anárquico.
-Notas en el frigorífico
-Regalar casi exclusivamente libros, siempre
-El momento de entrar y salir del cine
-Hablar de la gente, como si no fuéramos gente
-Un ataque de risa, cualquier forma de risa verdadera
-El análisis sistematizado y filosófico de los anuncios publicitarios en las pausas de las pelis.
-Las uñas mal cortadas
-Una cara de sueño
-Una siesta atravesada en el corazón
-Tender la ropa mientras mi chica habla a mis espaldas.
-Las pinzas de ropa, en consecuencia.
-Los gatos, los perros y cualquier forma de vida animal presuntamente irracional.

Me doy cuenta de que mi romanticismo es vigente y anacrónico y una forma de precocidad y resplandecientemente banal. Perfecto, no me importa.

Dejé de ser miope, no obstante me sigue costando muchísimo ver las cosas de lejos. Necesito la cercanía para ver con claridad, al contrario de lo que prescriben los manuales de psicología y la filosofía oriental. De lejos y con una distancia hiperbólica, me parece que todo se desdibuja. Así que yo permanezco siempre a mi manera lo más cerca posible.

He soñado que Alba Barneda venía a mi casa a cenar. Yo intentaba hablar en catalán con ella, y llegaba a pronunciar una verdad inalterable sobre la dificultad de ser humana y amar a las mujeres en la lengua de Josep Plà. No nos entendíamos, recuerdo que ella me preguntaba algo así como "¿Que estat pasant exactament?", algo que me hacía sentir muy inteligente porque lo entendía. Yo le decía que no lo sabía y llevaba a la mesa un plato con atún en escabeche. Ahí queda eso, queridos psicoanalistas.

Leí en 'Los ingrávidos', una novela absolutamente maravillosa, algo que lleva dando vueltas en mi cabeza varios días: "No te conoce quien no te toca".

A veces me planteo la idoneidad del pensamiento abstracto.
Me corté un dedo fregando porque se me rompió un vaso en las manos. Lo concreto de la sangre. Sólo la necesidad me parece a la vez concreta y abstracta. Necesito tanto, a veces no sé qué.

Julia, estoy pensando en ti. Esto, no por ser habitual, deja de ser necesario.
Te llevo conmigo como una oración, me veo recitándola como las viejas en misa, entredientes, para sí mismas.

Este miércoles estoy dispuesta a que la Tercera Guerra Mundial empiece directamente, bombardeando todas y cada una de mis estúpidas tendencias a acumular ropa en la mesa de mi habitación y mi deseo infinito de una relación que sea capilar. Es decir, que nunca deje de crecer.

4 comentarios:

  1. (resurge el romanticismo a veces, entre las moras maduras del verano. solo hay que mirar allá donde otros pasan de largo)




    pd: sonrisa

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  2. In the slow float of differing light and deep,
    No! There is nothing! in the whole and all,
    Nothing that's quite your own.
    Yet this is you


    Tú eres mi romántica preferida.

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  3. te sigo siguiendo. quiero saber cosas y que me llames hoy, aún sin saber que te he escrito. feliz domingo, mi amor

    J

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  4. ha empezado el mes de agosto y no nos has escrito.
    yo tengo mono.

    de ti, y de todo.

    te quiero.

    J

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