jueves, 25 de noviembre de 2010

cuento de amor (sin descuento)

Ayer rompí con mi novia. De vez en cuando nos gusta destrozar juntas los muebles de casa.
Es una terapia de desahogo, porque es muy duro vivir en una casa submarina. Después, es un placer ir a comprar sillas y complementos (indirectos, a ser posible). Solemos ir a Ikea, por lo exclusivo de sus diseños.
El amor nos mantiene muy unidas, a pesar de los infinitos peligros de la lista de la compra y la lucha encarnizada por la posesión del edredón en los días de frío. 
Somos absolutamente compatibles, como Hitler y la democracia, los callos y el caviar. Sabemos la importancia de tener un proyecto en común: hemos decidido no abrir la puerta a los vendedores de seguros. Porque asumimos la incertidumbre de toda relación humana y del futuro de las series adolescentes, que van perdiendo audiencia a pasos agigantados, a pesar de que nadie que supere el 1'34 de altura se atrevería a verlas.
Me considero perfectamente incapacitada para llevar una relación adulta. Faltaría más. O menos.
Siempre he sido un desastre con los trabajos manuales, por eso me aburre masturbarme. Pero decidí regalarle a mi amada un bolso-paraguas-microondas, un prodigio para ir caliente, capitalista y resguardada. Esa noche discutimos. Fue un regalo incomprendido, como el primer disco de Zaida Carmona 'De vuelta de todo...pero llámame', un clásico en mi discoteca, a pesar de que mi discoteca no existe, porque soy más de bar de abuelos.Palillos y confusión gastrónomica, la tele encendida sin sonido,esa metáfora de la vida, pintxos de tortilla que incitan al genocidio.
Pero me estoy desviando del tema, de hecho ya voy por Albacete.
Mi novia es un ser muy inteligente. Por eso entiende los prospectos farmaceúticos y la política catalana. Lee gusta leer a los clásicos. El último clásico que ha leido es "A la mañana siguiente, la princesa se transformó en orco", un cuento muy interesante sobre la influencia del alcohol en los rituales de apareamiento posmodernos.
Yo cocino para ella todos los días, pongo empeño e imaginación. Amenazó con dejarme tras unos espárragos deconstruidos con envidia a'l penne. Un plato con ínfulas italianas y feministas.
Somos felices. Adoro su sonrisa cuando discutimos y su furia al besarme. Juntas, el tiempo se detiene. Debería llevar a arreglar el reloj de la cocina. Con ella, soy mejor persona, salvo en los pasos de cebra, que sacan lo peor de mí.
En fin, el amor.
En principio, el amor.
Siempre, el amor.

Quien me acuse de empalagosa, no sabe que salvaron mi vida gracias a una transfusión de leche condensada.

FIN

7 comentarios:

  1. jajajaj, eres la mejor.
    Me encantan las ínfulas feministas. y las gulas con albondigas!!

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  2. genial, nerea.
    creo que he dejado el alcohol definitivamente, para que te hagas una idea, voy a comer después de 30 horas sin ingerir un alimento... pfff
    qué horror
    cambio de vida, tris tras.
    te quiero
    voy a esuchar nuestro nuevo hit

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  3. Anónimo = Ainara (González)

    pd: me has dado un buen susto con la primera frase, tengo las carnes abiertas.
    bonita!

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  4. Irene,seas quien seas, gracias.
    Ainara, eres amor.
    Estoy escribiendo en riguroso directo desde casa de mis padres. Mi cuerpo no está acostumbrado a la calefacción central. Se me va la cabeza.
    Sigo escuchando 'Only girl' de Rihanna.

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  5. me gusta leerte por las mañanas, entre semana.

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