martes, 23 de noviembre de 2010

Espinacas

Y en el capítulo XVIII, por fin hace su aparición Anna Karenina. Me cae bien, pero de momento no me fascina. Le pongo la cara de Greta Garbo, que es una actriz que ni me cae bien ni me fascina. Pienso en la fascinación y en si es positiva, en que la siento muy pocas veces y siempre parte del desconocimiento, no puedo fascinarme con alguien que conozco, la realidad es enemiga del misterio.
No estoy de buen humor. Miro los abrigos de todos los que entran en la librería. No me gustan. No quiero convertirme en una mujer al acecho de la belleza. Predominio del negro y los marrones. Somos tan previsibles. Me gustaría abofetearme ahora mismo.

Se me ocurren las paradojas más absurdas en los momentos menos pertinentes. En mitad del insomnio más terrible, soy consciente de que tengo el brazo izquierdo absolutamente dormido. Alfred Hitchcock hacía sufrir a las rubias en sus pelis porque estaba obsesionado con ellas y no podía follárselas.  Me están empezando a caer mal amigas mias a las que quiero muchísimo. Ver fotos pornográficas me provoca una tristeza celular absolutamente incompatible con el deseo. Miraba hace un rato libros porno de Taschen con Carolina y las felaciones me han parecido atentados grotescos de la carne. No hay nada más feo que un coño. No consigo ponerme nada, salvo triste. Me pone, triste.

Me visita la comercial de una insigne editorial. Cuando utiliza la expresión "para más inri", yo la miro como a un organismo de otro planeta. Para más inri. Le pregunto por Jonathan Franzen y no lo conoce. Pierde mi respeto. Para más inri, tiene los ojos extremadamente saltones y los ojos saltones a mí me dan ganas de llorar.
Otro abrigo azul marino, me siento una asesina en serie.
Canta Nacho Vegas "Jamás te recuerdo porque nunca te olvido". Y yo cierro los ojos.
Este texto no le va a gustar a nadie, como un plato de espinacas.
Francamente, queridas, me importa un bledo.
Como la democracia a las jóvenes generaciones.
Me pregunto quién irá a votar en Barcelona el domingo. Y luego tendrán un presidente que parece un cantante de boleros. Convergencia, qué coño quieren decir con eso.
La mística del invierno me tiene prendada. Compro castañas asadas por el olor, aunque no me gustan. Se las llevo a mi abuela en ofrenda. Se avecinan temperaturas invernales lo que en invierno es una noticia relevante según los telediarios.

Anna Karenina siente malos presagios desde el principio.

4 comentarios:

  1. a mí me ha gustado leer esto
    tienes mucha razón
    quiero comprarme un abrigo
    en cuanto elija el color perfecto, te envío una foto.
    te quiero.

    ResponderEliminar
  2. "por no poder afrEntar todo lo que está sucediendo a nivel de la poca personalidad de la persona, se van o directamente a llenarse de pastillas o directamente a la bebida o a los porros o, incluso, a la heroína, eso está clarísimo"

    mira lo que dice la profesora Rosana

    ResponderEliminar
  3. Jajajajajajajaja.
    Te adoro, Zaida.
    La poca personalidad de la persona. El poco lesbianismo de las lesbianas.
    ¿La profesora Rosana es la autora del insigne tema 'El talismán de tu piel'?

    ResponderEliminar
  4. a mí también me ha gustado leer este texto.
    mi abrigo de este año es de color carne pero una carne rosácea que no llega a ser los coloretes de Heidi todavía. De todas formas no abriga mucho, todavía es de otoño. Seguiremos informando.

    un beso fuerte Nere,

    V

    ResponderEliminar