jueves, 3 de febrero de 2011

Cuento de cumpleaños

Se despertó con 35 años y en crisis, como mandan los cánones y la revista Elle. Se palpó sus pechos, también llamados tetas, todavía firmes y furiosos. Seguramente le seguirían echando menos años, seguramente le seguirían echando más polvos. Estaba en su madurez como mujer y en su inmadurez como invertida. Pensó en alguna exnovia, en el amor de su vida, y agitó la cabeza, espantando pensamientos como moscas en verano.
La noche anterior había ido a dormir a casa de sus padres y se sintió profundamente autoparódica en la mañana de su cumpleaños, en su excama de adolescente, donde ya no le cabían las piernas ni los recuerdos.
La sociedad nos empuja a logros por décadas. A los 35 años debería tener una niña adoptada, un perro diminuto y glamouroso y una esposa fiel y sonriente. A ella la sociedad "me arrempujó por celos". Pensó en Araceli López y en pedirle matrimonio, sus ojos desorbitados, las dos siendo poseidas por los del espacio en las noches esteparias de la España profunda, profunda como la penetración vía astral.
Su familia le regaló una estupenda tele gigante, ahora podría ver a Ingrid Bergman mordisquear la oreja de Cary Grant en toda su dimensión, podría ver electrofútbol y en los concursos, con High Definition, adivinar el acné y la melancolía de los presentadores. Tuvo un pensamiento estúpido, marca de la casa: ¿en los encuentros sociales, si te presentan a un presentador, es redundancia o masturbación?
Estaba soltera y sin compromiso, pero como ser una chica fácil le parecía extremadamente difícil, no tenía más afan romántico para ese día que el soñar con que alguien le preguntara por Anne Sexton en la librería. Los poemas de amor que más le gustaban eran siempre insolentes, tristes y vagamente irónicos, desesperados, claro.
Tenía 35 años, dos gatos, dos hermanos, trescientas ex amantes y mucho sueño. Unos ojos grandes, unas piernas largas, las uñas mal pintadas, leves ganas de llorar, la misma prisa de siempre, una abuela fascinante, una bici negra en la que sobrevolaba la ciudad sonriendo a los conductores de autobús que le cedían el paso como dinosaurios enamorados, una perra enigmática que su madre le dejaba pasear algún domingo, un corazón sobreactuado y un coño hipersensible. Tenía tiempo por delante y algo de dolor por detrás. No le gustaba el sexo anal.
El 3 de febrero cumplía 35 años y el invierno ya no era una excusa argumental. Era inapelable, como enamorarse por primera vez. El mes de febrero, raro como ella, con menos días y más ambición, con minusvalía y atrevimiento. La era de Acuario, el aire, "los acuarios son seres originales y con inquietudes artísticas". Ella pensó en el libro que había empezado ayer, donde Janet Hobhouse decía "yo pasaba largos periodos de expectación, rememoración, desciframiento y regurgitación".
La vida, tal cual.
Y mientras se tomaba un té (un te quiero)en la librería, en aquella mañana de sus 35, serena y segura de que las catástrofes son inevitables, pero el destello, siempre el destello, se felicitó por no tener nada por lo que felicitarse, salvo sus sentimientos, intactos, intactos, intactos.

6 comentarios:

  1. FELIZ CUMPLEÑOS CARIÑO!!!

    muchos besos!

    ResponderEliminar
  2. 'Nada esta perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo esta perdido y que hay que empezar de nuevo' Cortazar

    ResponderEliminar
  3. felicidades, por los 35, y por el texto; sentado en la mesa de montaje, los recuerdos me atenazan y se agolpan entre las lineas de tu entrada. dios, nere, soy mayor y no me lo creo

    ResponderEliminar
  4. soy fer, por cierto. un beso gordo y un abrazo largo

    ResponderEliminar
  5. Ere un año má mayó y una pisca má mehó como ejcritora. Ay Choni, lo que darhia po ta ahi a tu lao. Te eixo de meno. Me acuerdo deza fraze "La era e como una dicoteca pero con paja"

    Te quiero, coño.

    No maclaro con el teclao. //+à+s,

    ResponderEliminar
  6. ¿en los encuentros sociales, si te presentan a un presentador, es redundancia o masturbación?

    Brillante. No pares de sonreír, las victorias no son para nosotras (somos más de converse, pero no all stars tampoco).

    Esta noche he vuelto a soñar con la paloma mensajera San Basilio, era un sueño turbador, o masturbador, no sé.

    Espero oírte pronto en medio de tanto horario partido (les voy a partir la cara a todos mis horarios). Tanto trabajar no puede ser bueno ni para mi ni para el país ni para nadie.

    Y si no te oigo al menos deja que te lea. Como diría Antonia:



    "Escribo como escribo,
    A veces deliberadamente mal,
    Para que os llegue bien."

    ResponderEliminar