martes, 3 de mayo de 2011

Marijose

Me acuerdo de aquella primera cita que tuvimos en aquella terraza de Yamaguchi. Hacía sol y yo iba de chica guapa. En realidad era una gilipollas desorientada a la que habían abandonado y  había metido todas sus cosas, sus dos gatos y los restos del naufragio en una furgoneta alquilada por mi hermana, que había venido en mi rescate. En aquella conversación ya encontramos las conexiones inevitablemente paródicas del lesbianismo globalizado. Hablamos de libros, de chicas, de nuestra ciudad. Querías ser médico. Yo quería ser feliz. Dos objetivos igualmente dificiles en el siglo XXI.
Han pasado tres años y me encanta sentarme contigo y hablar, mirarnos, decir tonterías, me aguantas todas mis reflexiones y mis irreflexiones. Vimos a Nacho Vegas en una noche absolutamente inspirada. Nunca pasamos una noche juntas y cuántas noches hemos pasado juntas. Nos hemos regalado tantos libros con las dedicatorias más neorrománticas. Una vez me hiciste llorar con una carta. Cada una de aquellas palabras, las recuerdo, pienso en ellas a menudo. Hemos ido al cine, nos hemos emborrachado, casi siempre tú me has visto llorar y me has consolado. Yo todavía no te he visto llorar, aunque ayer te brillaban los ojos. Eres tan absolutamente hermosa.
A veces vamos en bici y te juro que soy consciente de lo bien que me siento contigo. Y pedaleo y miro atrás y tu bici verde me tranquiliza. Soy una inestable. Pero te hago reir. Creo que no he conocido a nadie como tú, una vez ya escribí sobre ti en aquel fotolog que hacía para Zaida y aquella vez me di cuenta de que sólo a ti no podía caricaturizarte. Haces las cosas bien. Haces las cosas tan bien.
Nos enfrentamos a un tercer verano. Pamplona es una ciudad que nosotras comprendemos a la perfección y que es del tamaño justo de nuestros sueños. No necesitamos cosmópolis. Vienes a verme a la librería y hablamos de Susan Sontag, Patricia Highsmith y otras bolleras del montón. Es como un cotilleo ilustrado.
No tenemos facebook, ni falta que nos hace. Somos vecinas y hay noches que a mí me tranquiliza saber que duermes a la vuelta de la esquina. Las escaleras de tu casa, las maldigo cada vez. Tenemos todos los planes del mundo pendientes, hasta los imposibles.

Nefrología. Tú y yo sabemos qué significa. Hoy el cielo está nublado y pienso en ti.
Eres lo mejor que me ha pasado en esta pequeña ciudad impecable.
Tu corazón tiene una dimensión sobrenatural, que yo no alcanzo a comprender. Seguramente porque no tengo reflejos. Intento aprender, intento aprender de ti.
Espero verte esta tarde.
Me viene a la cabeza tu imagen de anoche, empujando el arroz con ese trozo metálico de la cocacola. No sé cómo se llama. A veces no se les pone nombre a las cosas pequeñas. Yo a lo nuestro, lo llamo amor.

"Gloriosa ingenuidad del amor a los treinta
aunque en verdad
no cuenta la edad sino la postura al caer".


6 comentarios:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=V0x2sekNF80

    me emociona lo simple.

    me compré ya el libro, cuando lo acabe hablamos.

    ResponderEliminar
  2. Eres lo más bonito que me han escrito nunca y te adoro, Nerea Madariaga.
    Gracias gracias gracias

    ResponderEliminar
  3. siempre sublime, y me pondría a subrallar párrafos ahora mismo.


    te adoro, con extensiones

    ResponderEliminar
  4. Antes he escrito. no se ha guardado, así que voy a intentar recordarlo y volverlo a escribir. Decía que yo también recuerdo la primera cita que tuvisteis. Me lo contaste cuando llegaste a casa, yo te escuchaba en mi terraza del primer piso que conociste mío. No sé por qué recuerdo tanto ese día, supongo que por fin percibía un poco de felicidad en tu voz, y por eso supiste y yo supe desde aquí que esa chica iba a estar en tu vida para siempre. Recuerdo, también, el primer día que vi a Marijose. Estábamos cerca de casa de tu madre y entonces ella iba en bici. Sí, el primer plano que recuerdo de marijose es en bici. no sé si llevaba una flor, una margarita o algo así en el manillar. fuimos a tomar una caña en un bar cerca de ese barrio, las tres, en una mesa de madera con taburetes altos. vosotras hablabais de Sallinger y yo confesaba que había ido a un concierto de Pereza. Me encanta escucharos, miraros... imaginaros juntas, riendo o viendo una película. No sé, solo puedo deciros que os quiero. desde aquí. un abrazo fuerte fuerte y un beso.


    yo también quiero rutina con vosotras.




    z.

    ResponderEliminar
  5. Y al final he soltado la lagrimica cuando he visto la foto...
    Qué bonito y cierto es todo lo que escribes Nerea. Cómo aprendo yo también de mi hermana pequeña...
    Marijose: "You are my sister", así se titulaba el primer post que me dedicaste en tu blog, ¿te acuerdas? Como muchas otras cosas, tú fuiste la primera en descubrirme ese mundo de los blogs... Ahora con Nerea, vuelvo a leerlos con emoción y espero con ganas nuevas historias y pensamientos suyos...
    Este comentario es para vosotras dos:dos de mis personas preferidas en esta pequeña y tan grande ciudad... Pero con el permiso de Nerea quiero terminarlo dedicándole a Marijose una canción con todo mi amor: http://www.youtube.com/watch?v=S-NziGE6DVY

    Laura.

    ResponderEliminar